jueves, 25 de abril de 2013

Despedidas de Solter@s

Preparar la despedida de soltero de un amigo no es nada fácil ¿verdad? Surgen muchas dudas, pequeños inconvenientes e incluso se generan ciertas tensiones entre los participantes. Películas del estilo de "Resacón en las Vegas" muestran una imagen que pocas veces se acerca a la realidad, de hecho, ya quisieran muchos permitirse el lujo de hacer una celebración tan a lo grande pero no queda más remedio que adaptarse al territorio nacional y sin que ello implique fundirse la tarjeta de crédito en un solo día. Lo que es más que evidente es que hombres y mujeres organizan estas fiestas de forma muy diferente.
 
 
Las despedidas de solteras son bastante más comedidas y típicas que las despedidas de solteros. ¿Alguna ha preparado una despedida para una amiga? Es agotador porque al final sólo es una la que lo termina preparando todo. El primer dilema al que se enfrenta la organizadora es "Chicas, ¿qué organizamos?". Es en ese momento cuando el silencio se apodera de las gargantas de las mujeres que siempre suelen hablar sin parar, ni una de las invitadas se pronuncia, no surgen ideas ni sugerencias que pudieran ser de gran ayuda. Ante esta estupenda colaboración, la líder del grupo tiene que buscar por su cuenta y tirar de internet pensando en lo que le puede gustar a su amiga casadera y el numero de invitadas. Un fin de semana en algún sitio cercano, una sesión de spa con masaje, comida y cena, una cena con espectáculo... aparecen muchas posibilidades y algunas de ellas realmente interesantes y divertidas y toca compartir la búsqueda con todas las demás pero parece que ninguno de los planes resulta atractivo. Una de ellas alega que trabaja el fin de semana y, comprensiblemente, no podría acudir, otra dice que un día entero le parece demasiado y algunas de ellas no creen que eso le vaya a gustar a la homenajeada, incluso critican la calidad de los sitios encontrados. Se ponen muchas trabas y, sin embargo, ninguna hace una propuesta. Continúa la búsqueda.
 
 
Mientras tanto se origina el siguiente problema: el presupuesto. Sí, el dinero es uno de los temas más polémicos en una despedida de solteras. Parece que a las mujeres les cuesta gastarse sus ahorros en procurar que la novia (que se supone que es una buena amiga) se divierta con algo original. Comparando precios de sitios donde poder acudir e incluyendo todos los gastos adicionales, la organizadora estima una cantidad que, ni siendo muy alta ni muy baja, pueda cubrir todo el evento. "A mi eso me parece muy caro, no me puedo permitir tanto gasto", manifiesta una de las mujeres, "creo que un poco menos estaría mejor, no hace falta que compremos muchas cosas", propone otra y, casualidades de la vida, siempre suele ser la misma la que más se queja por todo. Vamos, que las despedidas de solteras tendrían que llamarse "Despedidas LOW COST". Después del intercambio de más de 50 emails durante casi un mes, parece que la cosa va tomando algo de forma: ya hay lugar y presupuesto.
 
Siguiente acción, "¿Nos disfrazamos?": "¡Uy! A mi eso me parece un poco absurdo además de que es muy típico", "estaría divertido pero ¿de qué nos disfrazamos?", "por favor, de ángeles y demonios no que eso sí que está muy visto". Una de las arriesgadas y atrevidas dice "estaría bien vestirla de algo sexy, de gatita, de colegiala..." pero vuelve a salir la quejica y añade "¡pero cómo la vamos a llevar por la calle con esas pintas! Vamos, nos mata. Lo siento pero yo paso de disfraces". Ya empezamos mal, muy mal, porque una de las invitadas se niega en rotundo y está claro que no va a cambiar de opinión por nada del mundo. Pues nada, no hay disfraces, ni coronas, ni bandas de "Me caso, sálvame", ni pancartas divertidas que pongan "si me das un beso y me gusta no me caso", nada, todo muy soso. Al menos sí hay regalos, aunque sí es cierto que ninguna tiene tiempo ni dinero para comprarlos y ¿a quién le toca? ¡BINGO!  a la que lo organiza. Como algo excepcional puede o no incluirse strepper masculino o limusina. Lo primero va a depender principalmente de la novia y muchas de ellas parece ser que no quieren, bien porque no les guste hacer el ridículo o bien porque les pueda resultar ordinario o de mal gusto. Para conseguir hacer lo de la limusina, tienen que ser muchas participantes y, sobre todo, muy bien avenidas. ¡Ah! Pero aquí no ha acabado todo, no, ni mucho menos porque durante todo el proceso de preparación hay algunas invitadas que cancelan su asistencia y entre ellas está la quejica, sí, esa que ha generado tanta polémica y por la que se ha hecho una despedida muy sencilla. Lógicamente, el precio de la fiesta se reparte entre menos chicas lo cual provoca volver a empezar desde el principio porque de 15 mujeres al final sólo acuden 7. Y al fin llega el gran día y todo sale perfecto. La novia se lo pasa bien, se hacen muchas fotos, hay muchas risas y hay momentos emocionantes en los que a la novia se le escapa alguna lagrimilla con el brindis o con los regalos. El resultado no podría haber sido mejor pero ¿se reconoce el esfuerzo de una sola persona? La amiga que se casa sí pero el resto nada de nada.
 
 
Las despedidas de solteros son todo lo contrario: divertidas, originales y lo más importante, con muy buen ambiente entre todos. Para empezar, son varios los que se encargan de la preparación y cada uno se centra en buscar algo en concreto para la fiesta. Además, las ideas y opiniones que se aportan sirven para mejorar y, en ningún caso, para dificultar y, por supuesto, o bien quedan entre ellos para organizarlo o hablan por teléfono, algo que facilita mucho la comunicación y, sobre todo, no tardan tanto tiempo en decidir. El resto de invitados se adapta muy bien a aquello que hayan decidido los organizadores y si es necesario, solicitan uno o dos días en sus trabajos para poder estar presentes en la fiesta. Porque, otra gran diferencia es que la duración de estas fiestas masculinas es mucho mayor que el de las féminas, como mínimo un día completo pero suelen ser de fines de semana enteros. A mayor duración, mayor precio, por lo que el presupuesto destinado a las despedidas de solteros suele ser un poco más elevado. Como es normal, también buscan las opciones más económicas pero, aún así, consiguen hacer muchas actividades divertidas no sólo para el novio sino también para el resto de asistentes: paintball, cars, airsoft, paracaidismo, alquilar un barco, fin de semana en Ibiza  

Dos aspectos fundamentales en los que no se suele dudar: disfraz y strepper. ¿Alguien puede imaginar una fiesta de estas características sin ninguna de estas dos cosas? Yo, la verdad es que no, porque ¡es lo más normal! Porque, seamos sinceros, ni van a jugar a las cartas ni se van a poner a hablar de la economía mundial, y, aunque sí hablen de mujeres, en un local con tanta testosterona junta cómo no va a estar presente una mujer con poca ropa, pechos exuberantes, con todo el cuerpo cubierto de aceite y bailando de una forma muy sexy. En cuanto a lo del disfraz, hay multitud de opciones a cual más ingeniosa. Eso sí, hay que destacar que ambas cosas suelen estar enfocadas a poner en tensión al novio o, al menos, que pase un momento de vergüenza, algo que en las despedidas de solteras es impensable. Vale, es cierto que puede darse el caso de que el novio no quiera este tipo de despedida, pero suelen ser casos muy aislados. Así que, si me caso algún día, tendré que averiguar las preferencias de mi pareja en ese sentido y cómo de juerguistas son sus amigos.
 
Ellos no hacen regalos pero ese dinero lo invierten en comprar todo lo necesario y en el gasto de traslados, viajes, comidas, cenas, cañas, cafés, copas... es decir, de todo lo que van a hacer. Y claro, como suele durar tanto, hay algo que tampoco va a faltar: el alcohol. Se quiera o no, se va a beber más de la cuenta porque se empieza con unas cervezas para pasar al vino durante la comida y a los licores de hierbas en la sobremesa, momento en el que algunos aventajados decidirán tomar alguna copa. Por la noche, más cerveza, más vino, más licores, más copas, un brindis con champán y más copas... y más copas. Una máxima clave entre los asistentes: Silencio absoluto de todo lo que ocurra y se haga y nada de pruebas como fotos o videos. Chicas, no se os ocurra preguntar o investigar sobre lo sucedido en la despedida de vuestros futuros o ya maridos, que os quede claro  "NO LO VAIS A CONSEGUIR", de hecho, lo único que conseguiréis es enfadaros por miedo a que haya ocurrido algo raro, pero no os preocupéis en exceso es raro que se desmadren demasiado, eso sí, mejor que no la organicen el día antes de la boda... no vaya a ser que no aparezca y entonces sí tendrás razones para preocuparte.
 
Por todas estas razones es evidente que los hombres organizan mejor este tipo de fiestas, así que, amigos y amigas, quiero que sepáis que si en un futuro me caso, elegiré como organizadores de mi despedida de soltera a mis amigos chicos. Porque quiero algo igual de divertido, intenso y original que lo que preparan para ellos y sobre todo, llevarme un buen recuerdo lleno de risas y grandes momentos. No sé si al que sea mi novio le hará mucha gracia sabiendo que son chicos los que prepararán el evento, pero estoy totalmente convencida de que yo lo pasaría realmente bien. Amigos, ¿aceptáis el reto?

sábado, 6 de abril de 2013

Obsesión por lo innecesario

Cada vez que llego a casa veo cosas inservibles. De verdad, parece que a lo largo de los años vamos acumulando objetos que no usamos nunca o muy pocas veces, aunque son muchos más los que almacenamos sin usar. Algunos de ellos son regalados, el típico regalo de un pariente lejano y que no te gusta nada, pero muchos de ellos los hemos comprado nosotros como esa licuadora con la que te ibas a hacer unos zumos de frutas riquísimos (y que además picaba hielo) y que ahora sólo ocupa un espacio en la cocina.

Los adictos a las compras se llevan la peor parte porque, evidentemente, cuanto más se compra, más posibilidad de gastar el dinero tontamente. Este es el caso de mi amiga Marta, busca cualquier excusa para comprarse ropa, bolsos, zapatos, cinturones, colgantes, pendientes... Cuando tiene una cita es mucho peor, quiere ir tan a la última que su armario está lleno de "por si acasos": "Por si acaso un hombre me invita a cenar", "Por si acaso voy al cine", "Este vestido para una noche especial... lo compro por si acaso". Para estar guapa también hay que invertir dinero en toda clase de cosméticos, así que, mi amiga colecciona ropa que no estrena y tiene el baño repleto de potingues sin abrir.
 

Y es que las compras crean adicción porque para muchos el hecho de "ir de tiendas" supone una actividad de ocio que les relaja y les entretiene. Además, es muy normal ir sin intención de comprar y acabar con una bolsa llena o ir a buscar algo en concreto y llevarse cualquier cosa menos lo que se iba a buscar. Un ejemplo claro: necesitas una lámpara para el salón y te acercas a una conocida tienda de todo para el hogar. Al final sales de allí con dos estanterías, unos vasos de color verde y un cajón de plástico para meter las mantas cuando llegue el verano. ¿Y la lámpara? Pones excusas del tipo, "no, es que no me gustaba ninguna" o "no había del modelo que estaba buscando", pero no, en realidad ni siquiera  te has pasado por el departamento de Iluminación has estado 5 horas recorriendo los enormes pasillos y perdiendo el tiempo en ver otras cosas que no necesitabas.

Ante esta situación, armarios, estanterías o cajones quedan repletos de cosas que un día pensaste que eran estupendas pero cayeron en el olvido y el polvo las cubre por completo. Ese libro de autoayuda que te compraste porque te lo recomendaron y que nunca has leído, esa pulsera que compraste en uno de los puestos playeros hace cinco veranos y que sólo has usado dos veces. O esa figurita de madera compraste en tu viaje a Jamaica y que allí te parecía preciosa y ahora no sabes qué hacer con ella. Por supuesto, nos encanta almacenar durante años camisetas sin con la etiqueta, zapatos estupendísimos que te hicieron daño y ya no usas o cinturones que no quedan bien con nada.


Todos nos dejamos llevar por nuestros impulsos, ¡incluso cuando somos niños! La infancia... ¡qué ternura! y ¡qué recuerdos! En esa época somos blanco fácil para cualquier dependiente. Lo primero que nos pierde cuando somos pequeños son los juguetes, ¡queremos todos! En cumpleaños o Navidad nos emocionábamos con los miles de regalos que nos recibimos pero de todos, sólo jugábamos con uno, el preferido de ese año y que dejaba de ser útil por culpa de los regalos del año siguiente. Pero, sin lugar a dudas, hay una compra innecesaria que no podíamos evitar: los peces. ¿Los peces? Sí, ese día en que te llevaban de excursión a un zoológico al aire libre o a una granja escuela o similar. En esos sitios, siempre había el típico puesto en el que podías comprar algún suvenir, entre ellos unos pececillos de color anaranjado... ¡más monos! Y claro, como todos los niños se compraban uno, no ibas a ser menos así que tú también te llevabas una bolsita con agua y un pececillo dentro y un botecito de comida. ¡Había algunos que se llevaban dos! El caso es que en el autocar de vuelta, más de la mitad de los niños iban con su pececillo en mano y no podían dejar de mirarle, casi hipnotizados. Pero, imaginemos la cara de los padres cuando le ven llegar al niño con una bolsa de agua y un pez dentro, más aún cuando no tienen pecera ni sitio para ponerla. Con la ingenuidad e inocencia característica de esa tierna edad, nos agenciábamos un cubo y echábamos al pececillo dentro. Lo curioso es que nos alegrábamos porque ¡ya tenía más espacio para nadar! Y de las ansias de querer cuidarlo, le echábamos comida (la del botecito que habíamos adquirido) y seguíamos mirándole como nadaba. "¿Se lo estará pasando bien?", pensábamos, y como ya nos teníamos que acostar, allí le dejábamos. Lo que no sabíamos, es que ese pececillo no estaba en las condiciones adecuadas y que no resistiría mucho y poco después descubríamos desilusionados que el pescado había muerto.


Los hombres tampoco se libran de gastarse el dinero en tonterías, sus puntos débiles se centran en el deporte, los coches y las motos y la tecnología (incluyendo los videojuegos). En una casa de un hombre no ha podido faltar un banco de abdominales. Sí, ese que supuestamente va a utilizar todos los días durante una hora después de haber salido a correr otra hora. Tampoco faltan unas pesas de unos 2kg, que se utilizarán junto al banco de abdominales, y, por supuesto, no puede faltar una bicicleta estática. Sí señor, ya tiene el gimnasio en casa, sólo faltan las espalderas y esa monitora buenorra con la que siempre fantasea. Pero hay un pequeño problema, el entusiasmo se disipa en cuanto aparecen las primeras agujetas. El primer día es todo pasión por el deporte y entrenan a fondo, tanto que a la mañana siguiente no se pueden ni mover, pero aún siguen esforzándose durante una semana porque creen que lo van a conseguir (incrédulos...). Poco a poco van espaciando los días dedicados al deporte para centrarse en la vida social y, sobre todo, en lo que se les da muy bien hacer, beber cerveza. El banco de abdominales queda relegado a un segundo plano y ya sólo sirve para dejar la ropa hasta que dos meses después se guarda debajo de la cama o en el trastero, un destino que comparten las pesas y la bicicleta estática.

Los vehículos son para los hombres como los caramelos son a los niños, una pasión, y si son fanáticos de la Formula 1 o del Motociclismo, más aún. Si tu pareja es de estos, no es de extrañar que tenga una colección de coches en miniatura, coches teledirigidos, revistas de motor o que pertenezca a un club específico. Es decir, cualquier gasto sobre este tema será necesario aunque a la larga se guarde todo en un cajón, entre esas cosas un scalextric, ¿para qué quiere un adulto un scalextric? Para pasarse las horas muertas viendo como corren los coches, lo peor de todo es que se reúnen en grupos para echar unas carreras como si de profesionales del motor se tratase.
 
Por otra parte, tenemos a los "Tecnoman", aquellos que se rodean de dos ordenadores, un portátil, una PDA, un libro electrónico, una tablet, un ipad, un ipod, un iphone y miles y miles de cables, tornillos, chips, placas base y todo tipo de utensilio que sirva para el consumo o manipulación de aparatos electrónicos. ¿Por qué? Porque les encanta investigar y hacerlo ellos mismos... Qué pena que dediquen tanto tiempo en toquetear esos aparatejos en lugar de investigar el manejo, funcionamiento y utilidad del cuerpo de una mujer, si lo hicieran con la misma dedicación seguro que su aparato podría tener un mejor uso y no tendrían que recurrir al "DO IT YOUR SEFT".

Gastamos mucho tiempo y dinero en cosas que acaban estorbando, ¿y si lo invirtiéramos en algo más productivo como leer, escribir o algún curso interesante? Pero esas cosas no son materiales y, definitivamente, nos puede la tentación porque las compras, se miren por dónde se miren, son una adicción.