sábado, 23 de noviembre de 2013

Whatsapp Relaciones

Llevo varios meses intentando quedar con mi prima Susana y no hay manera. Las dos vivimos en la misma ciudad y más o menos tenemos unos horarios de trabajo parecidos pero cada una tiene su vida: ella está casada y con dos críos, yo estoy soltera, ella lleva a los niños a actividades extraescolares, yo intento ir al gimnasio todos los días (aunque pocas veces consigo ir más de tres), los fines de semana se va con su marido y los niños al parque o de excursión familiar, yo quedo con amigas o con algún ligue ocasional… En fin, que posponemos quedar a tomar café día sí y día también, eso sí, hablamos a diario y no hay nada que no sepa de mi vida ni yo de la suya, y todo gracias a las nuevas comunicaciones, entre ellas las redes sociales y, sobre todo, el whatsapp.

El whatsapp, o cualquier otro servidor similar, ha revolucionado la comunicación entre nosotros, de hecho, nos ha creado una necesidad e incluso hay adictos a esta aplicación de móvil que no dejan ni un minuto de mandar y recibir mensajes, así es normal que las baterías de los smartphones duren menos de un día. Por eso, casa vez están más de moda las whatsapp relaciones. ¿Qué es una whatsapp-relación(WR)? Es aquella relación que se basa fundamentalmente en el contacto vía whatsapp a través de mensajes, caritas, fotos, videos… y en la que el contacto directo es escaso o nulo, reduciéndose a una o dos citas al mes. Estoy convencida de que sabéis de lo que hablo.

Una WR puede ser familiar (como la mía con mi prima), amistosa o amorosa. Las whatsapp relaciones amistosas son más llevaderas y fomentan el cotilleo. En cuanto te instalas la aplicación no paras de hablar con tus amigos e incluso contactos que habías borrado y te empiezan a escribir sin más. Es como un vicio, les das los buenos días y las buenas noches, les mandas las fotos de lo que comes y de lo que haces a cada momento, les pones caritas e iconos divertidos. Sin embargo, cuando intentáis quedar, todo son complicaciones: que si el viernes no puedo que tengo cena, que si el sábado me voy, que si entre semana no se que, que si por la tarde no sé cuantos… al final no quedáis y así pueden pasar meses. ¿De verdad se puede llamar a eso una amistad? En principio parece que sí pero se pierde la complicidad y la confianza del contacto directo. Es más, whatsapp puede dar lugar a confusiones en la interpretación de lo que se escribe, ¿realmente queremos eso?

Por otra parte están las conversaciones con ligue o pareja. Conoces a un chico y lo primero que te pide es el whatsapp. Al principio todo es estupendo, os escribís por la mañana, por la tarde y por la noche y os contáis cualquier cosa que se os ocurra, por tonta que sea. Pero un buen día, no te escribe tanto o no te contesta con rapidez y ya empiezas a comerte la cabeza porque ves que se conecta y sigue sin saludarte. Al final decides saludarle y le propones quedar a tomar algo, él te contesta cuatro horas después y te dice que no puede. Si es tu pareja, te ilusiona que te despierte con un “buenos días” y un icono de una flor, te alegra el día porque sabes que esa persona está pensando en ti. Por la noche, metida en la cama, no puedes dejar de escribirle hasta que mandáis muchos besos. Incluso es posible tener sexo vía whatsapp, una frase inocente con segundas intenciones acaba con fotos insinuantes o más provocadoras. ¿Y el contacto directo? Podríamos decir que la whatsapp relación de amor es la nueva versión de las relaciones a distancia, se usa la tecnología para comunicarse y sólo hay contacto directo cuando uno de los dos se traslada para ver al otro.

Seguro que crees que como vives con pareja eso te libras de todos estos inconvenientes. Te equivocas.  Puede que os deis los buenos días en persona y que tengáis una buena actividad sexual y amorosa, pero el poder del whatsapp es más fuerte de lo que piensas y puede invadir la tranquilidad de tu hogar. El whatsapp puede fomentar los celos: de casualidad se enciende su móvil y aparece una notificación de un mensaje, “Entonces nos vemos mañana”, el nombre de mujer no te resulta familiar y empiezas a imaginar lo peor, pero resulta que es su compañera de trabajo. También pude provocar falta de comunicación: Él pendiente del móvil y tú molesta porque te hace sentir como un mueble ¿Esa es la viva imagen del amor? ¡Por favor! Dónde han quedado los paseos por el parque, los susurros al oído en la oscuridad del cine, los besos robados durante una cena romántica o esa pequeña flor cortada de un jardín ajeno. Qué ha pasado con el "te quiero" y "te echo de menos", que ya casi no nos atrevemos a decir.

La tecnología nos une pero también separa, más aún cuando no funciona. Cuántas veces nos hemos quedado sin batería en el móvil o sin que funcione el whatsapp, nos sentimos aislados y con ansias de escribir o comprobar si nos han escrito. Nos hemos hecho dependientes de los avances tecnológicos, hasta tal punto que no podemos vivir sin ellos, y somos cada vez más individualistas, ¿eso es vida? En fin, creo que volveré a lo tradicional, me presentaré en casa de mi prima con unos bombones en una mano y una botella de vino en la otra, seguro que me invitarán a comer.





miércoles, 6 de noviembre de 2013

¿De qué se quejan los hombres?

Sin lugar a dudas, mucho podemos quejarnos de los hombres, de hecho, da para escribir libros y libros e incluso llevarlos al cine como ha sucedido con “Juego de Tronos”, un exitazo en toda regla que parece que no se acaba nunca. Y la verdad es que las mujeres nos quejamos de los hombres con razón, porque estoy convencida, (convencidísima) de que alguna vez habréis dicho a vuestra pareja “¡eres como un niño!” o “¡no me escuchas!”. Pensad y se os ocurrirán cientos, miles de quejas pero y ellos ¿tienen de qué quejarse? Pues sí y, por lo visto, más de lo que creemos.

No soy “El mentalista”: Chicas, la serie protagonizada por el actor Simon Baker es ficción, los hombres ¡no leen la mente! Y justo es eso de lo que se quejan los hombres, que queremos que sepan exactamente cómo pensamos o qué queremos sin decirles absolutamente nada. ¿Quieres que tu novio haga algo? ¡Pues díselo! Él por sí sólo no lo va a descubrir, necesita que le guíes el camino y le digas eso que quieres o que te apetece. Eso sí, si te lo pregunta, contéstale de verdad y no con evasivas. Te quejas de que no hacéis nada que te guste a ti y que siempre se hace lo que él quiere, momento en el que te pregunta y tu respuesta es “lo que quieras”. A ver, bonita, así no, con esa respuesta eres tonta por no proponer eso que tantas ganas tienes de hacer con él y lo peor de todo es que luego nos arrepentimos. Entonces, ¿por qué actuamos así? Fácil, porque si esa persona nos conoce bien no es necesario decir nada y, sobre todo, queremos que haga las cosas porque él quiere hacerlas no porque haya que decírselo. Es decir, queremos que nos digan “cariño, vamos a pasar un fin de semana romántico” y no tenerles que decir “cielo, ¿cuándo vamos a pasar un fin de semana romántico?”.

Lo siento, no soy una mujer: Según ellos, queremos que piensen cómo nosotras o, al menos, de la misma manera que lo haría una mujer y, sinceramente, es imposible. Si estás esperando que tu pareja entienda por qué te encantan los bolsos o qué te impulsa a cabrearte cuando se queda embobado en el sofá viendo la televisión sin hacer nada, lo llevas claro, puedes esperar sentada por los siglos de los siglos. A ver, que quede claro para todas (y me voy a incluir que a veces se me olvida), ellos son hombres y piensan como hombres, no hay más. Cuando le gritas enfurecida “¡es que no me entiendes!”, efectivamente, no te entiende porque no puede entenderte. Nosotras damos importancia a cosas que para ellos son menudencias como por ejemplo la ropa. La mujer dedica mucho tiempo en encontrar el modelito adecuado que le quede bien, que no haga gorda y que haga juego con los zapatos. El hombre abre el armario y coge unos pantalones cualquiera y cualquier camisa limpia que haya, sin importarle el color. Ellos no tienen la regla, así que, deja de quejarte porque no sabrán nunca lo que duele, lo incómodo que es y el susto que te llevas si no te llega en su momento. Eso sí, no les quedará más remedio que aguantar estoicamente el chaparrón de los cambios de humor durante los días que te toque, y eso ¡mes a mes! Desde aquí, un aplauso por esos hombres valientes.

Analizadoras natas: Otra gran queja es ese don por analizar todo hasta el extremo y elaborar teorías como si fuera una conspiración mundial.  Nuestra mente va a miles de revoluciones por minuto y de la nada formamos un todo: “¿Por qué me habrá dicho eso? Puede que él quiera hacer otra cosa y claro, para no decírmelo directamente, prefiere decirme que ya veremos y luego me dice que no puede, así no me hago ilusiones y pienso que vamos a ir y luego no vamos y…” Y todo ese tiempo que dedicamos a pensar  acaba siendo en vano porque nada de lo que pensamos suele ser lo que verdaderamente es pero, como nosotras nos lo creemos, rumiamos esa idea tanto que nos obsesionamos e incluso nos cabreamos con ellos por pensamientos creados ¡por nosotras mismas!   

Generalizaciones, no, por favor: Los hombres están hartos de que generalicemos con ellos. El que hayas tenido un ex novio celoso no implica que el siguiente lo vaya a ser y no tienes que volcar en el futuro novio aspectos negativos que conociste en el pasado. El que venga será otra persona distinta, con sus virtudes y defectos que tendrás que descubrir. Y si realmente descubres que es como tus antiguas parejas, plantéate que el problema es buscas al mismo tipo de hombre ¡una y otra vez! Aún así, y a pesar de que las generalizaciones no son buenas, son inevitables y ellos también pecan en eso.

¡Estáis todas locas!: Una gran generalización por parte de los hombres que tiene un por qué. Ellos no entienden que digamos o pensemos una cosa y luego hagamos justo lo contrario. He escuchado a muchas mujeres decir “él a mi no me controla”, “no voy a hablar con él nunca más”, “voy a dejarle porque veo que no me quiere”… y sin embargo, demostraban que las controlaban, que volvían a hablar con él y que, por supuesto, no le dejaban. El amor nos ciega y nos convierte en seres irracionales, aunque hay que decir que los hombres también tienen estos momentos de “locura” y aunque sepan que tienen que olvidar ese “amor” que no les conviene… ¡no lo hacen!

¿Cuándo te toca a ti?: Desde siempre se considera que es el hombre quien tiene que tomar la iniciativa para todo o casi todo.  Es cierto que en las últimas generaciones esto ha cambiado y son incluso ellas las que más toman la iniciativa pero, a pesar de esto, ellos quieren que actuemos, que seamos nosotras las que decidamos y que no esperemos a que nos “roben” un beso, sino que se lo demos o que si queremos ganas de sexo, lo busquemos. Pero esto no es nada sencillo porque los roles sociales, la cultura y la educación recibida ejercen una gran influencia en nosotras y la actitud ante el hombre.

No soy el malo: Cuando no encuentras las lleves de casa ¿a quién echas la culpa? A tu pareja. Seguro que piensas que él te las ha cambiado de sitio y por eso ahora no las encuentras aunque la verdad es que eres un poco despistada y no tienes ni idea de dónde las has puesto. Lo que sí es cierto es que le culpabilizamos de todo en la mayoría de los casos, muchas veces con razón y otras les culpabilizamos simplemente porque sí (principalmente porque hemos elaborado una teoría conspiratoria en nuestra contra por su parte).

Tanto ellos como nosotras tenemos motivos para quejarnos del otro pero también deberíamos resaltar las cosas buenas, esos pequeños detalles que demuestran mucho. Por eso, voy a disfrutar del desayuno que me ha traído a la cama: zumo de naranja, café y una tostada... ¿no es adorable?