¿Opositar o no opositar? Esa es la cuestión. O más bien
el dilema existencial que se presenta a muchas personas que no saben dónde
dirigir sus pasos o que quieren conseguir algo mejor. El opositor se prepara
concienzudamente y se pasa varios años acudiendo a academias y dedicando casi
todo su tiempo a los estudios. Vamos, que opositar es casi un trabajo más. Sin
embargo a la oposición que me presento una y otra vez creo que es la más
difícil de superar: Los Hombres. Sí, los hombres son como las oposiciones:
difíciles, hay que dedicarles mucho tiempo, se necesita grandes dosis de
paciencia y un temario extenso, variable y con muchas excepciones.
Las oposiciones son difíciles al igual que los hombres que siempre se las arreglan para complicarnos la existencia. Para ellos, un no es un no. Si te dice que no puede quedar contigo es que no puede. Punto. Y no tiene por qué darte explicaciones de ningún tipo. Por supuesto, ni se te ocurra pedírselas, a no ser que él quiera dártelas, pero diga lo que diga, estará bien según su criterio. Ahora bien, cuando eres tú la que no puede, las cosas cambian. Seguramente te diga algo similar a: “ah, bueno, no pasa nada, si no quieres quedar…” o “luego no me digas que no nos vemos…”. Vamos, que te hace culpable de que no quedes con él y tendrás que decirle sí o sí el motivo para que no piense que no no quieres verle, así que, no te queda más remedio que contarle que ya has quedado con tus amigas.
Ya hemos dicho que el temario es complicado y denso, pero también puede ser variable, llevas un año estudiando y al año siguiente deciden cambiar parte del temario para después retomar el antiguo y hacerte un lio mental de lo que llevas memorizado. Así nos pasa a nosotras con los hombres, ¡nos lían! Notas que está a gusto contigo, eres su musa: le motiva, le interesa saber de ti, te desea… Y un día, sin saber muy bien por qué, desaparece ese interés, se distancia de ti y si volvéis a hablar es como si nada hubiera pasado entre vosotros. ¿Motivos? No tienes ni idea… de lo único que te das cuenta es que no tiene ningún interés en verte, pero eres buena y le das una oportunidad, pensando que con un poco de tiempo reaccionará pero sólo consigues que la cosa se enfríe más. Aún así, intentas proponerle tomar algo y te contesta con evasivas, el famoso “ya veremos”. ¿Ya veremos? ¡Pero si antes te morías de ganas de verme y ahora no quieres! Si ocurre esto, confirmado, su interés ha desaparecido y ya te puedes olvidar de él, es decir, no has aprobado su convocatoria.
El estudio en sí mismo requiere dedicación. Una relación
también, pero cuando ellos planifican algo para los dos, no suelen contar con
nosotras. El chico con el que estás empezando a tontear te llama todo
emocionado y te dice que el jueves vais a una exposición de coches antiguos y
que el fin de semana os vais a un hotel rural muy barato, por supuesto, te
recuerda que te lleves ropa deportiva para salir a andar o hacer senderismo.
¿Hola? Disculpa, pero ¿me has preguntado si
puedo quedar el jueves o si tengo planes para el fin de semana? Vamos,
no sé, una tiene vida y esas cosas: familia, amigos, trabajo, ocio, gimnasio… De
hecho… ¡no me gusta hacer senderismo! Claro, si le dices que no ya sabes que le
vas a cortar el rollo, por lo que, te guste o no, alguno de sus planes tendrás
que aceptar, aunque sean otros distintos. Esto no ocurre a la inversa, si ellos
ya tienen planes…bonita, estás perdida, olvídate de que lo acepte, te dirá que
tendrías que haberle avisado antes o bien que le estás agobiando y que estás
controlando su tiempo.
Las mujeres solemos ser muy impulsivas con los
sentimientos y por eso necesitamos controlarnos y tener paciencia, lo mismo que
ocurre cuando pasan los meses y siguen sin salir las convocatorias de examen.
En el caso que nos ocupa, el corazón nos pierde. Nos gusta alguien y estamos
deseando llamarle, verle, conocerle. Lo queremos todo YA y somos dadas a los
reproches, reproches que hacemos de forma inconsciente. Por eso, muchas de las
cosas que decimos con la intención de parecer una mujer indefensa suenan a reproche.
“Jooo… es que me tienes muy abandonada…” o “… como ya no nos vemos…”. Sí, suena
a reproche e, incluso yo diría que un poco ñoño pero… es inevitable, lo decimos
porque verdaderamente nos gusta esa persona y echamos de menos no poder estar
con él. Moraleja, armarnos de paciencia y que las cosas pasen cuando tengan que
pasar.
A las oposiciones se presentan miles de personas y el
resultado no depende únicamente de lo que tú hagas sino de lo que hagan los
demás. Por un hombre compites con el resto de mujeres que quieren presentarse a
la misma convocatoria. Sí, se convierte en una competición: la más lista, la
más guapa, la más atractiva, la más simpática, la más inteligente… bla, bla,
bla… Pero todos sabemos que una imagen vale más que mil palabras y como no le
entres por los ojos… Y el que apruebes o no está relacionado con el grado de
atención que consigan llamarle las otras y el que consigas llamarle tú y, sobre
todo, cuantas mujeres le interesen a él en ese momento. Pero ¿cómo saberlo? Al
menos en una oposición sabes que se presentan 700 personas para 20 plazas, pero
con los hombres, para tener una plaza en su vida, ¡nunca sabrás con cuántas te
enfrentas! Bueno, también surgen espontaneas que salen de la nada y te
estropean todo o bien las ex que reaparecen y también se entrometen en tu
camino. Así que, con un hombre puedes esforzarte todo lo que quieras pero eso
no te garantiza conseguirle, ya que puedes aprobar con él pero no obtener la
plaza que deseas o bien quedarte en la lista de espera, es decir, en su
chorva-agenda, o estar como interina, o lo que es lo mismo, estás con él pero
con unas condiciones limitadas: no compromisos, sólo sexo.
Todas estas situaciones nos complican mucho las cosas, pero
más difícil aún es elegir al hombre adecuado al que quieres “optar”. Hay muchos
tipos de hombres y con unos encajarás más que con otros, lo importante es
encontrar el que encaje contigo y que poco a poco te des cuenta de que encajas
con él. Te puedes topar con hombres tóxicos que te amarguen la existencia,
aquellos de los que te enamoras perdidamente pero ellos te ignoran o conocer a
alguien que en un principio te parecía una excelente persona pero que con él
tiempo y sus actos te demuestran que sólo era una fachada y decides poner
tierra de por medio. Por ese motivo, tenemos que tener claro lo que queremos y
lo que buscamos. No es lo mismo opositar para un puesto en la Administración de
un Ayuntamiento que para entrar en el cuerpo de Policía, ambas oposiciones
requieren capacidades distintas y son pruebas distintas. Así, si lo que buscas
es algo serio, difícilmente podrás aprobar con un hombre que desee ser libre y
disfrutar plenamente de la vida, o si lo que te interesa es un escarceo
momentáneo, un hombre enamoradizo y con ganas de emparejarse puede complicarte
la existencia.
Opositar cansa, unos siguen y otros lo dejan. Encontrar
al hombre adecuado y superar todas las pruebas es casi una “Misión Imposible”,
pero si hay mujeres que lo han conseguido… ¿por qué yo no? Seguiré
presentándome a pesar de los pesares pero sin olvidar un aspecto muy
importante, que ellos también opositan para nosotras y tendrán que esforzarse…
¿aprobarán?
Me ha sorprendido la metáfora que has presentado entre las oposiciones y las relaciones. Perfecta coordinación.
ResponderEliminarDecir también que ese dilema en ocasiones también las tenemos nosotros, pero como has dicho al final todo se trata de saber que es lo que queremos y sobre todo sin estar esperando un resultado óptimo, solo disfrutar el proceso mientras dure, porque al final de cuentas es eso lo que te vas a llevar pase lo que pase.
Por cierto soy fran del foro de la uned que ya te respondido por ayi =)
Hola fran!!
ResponderEliminarMe alegro que te haya gustado, las relaciones son díficiles de por sí y nosotros mismos las complicamos.
Muchas gracias por contestar y ya sabes que puedes seguir todo lo que esciba! Os mantendre informados tb por el foro :)
Ah! y animo con los estudios!
sera un placer leerte cada vez que pueda jeje
Eliminarmuchas gracias e igualmente ;)
Opositar por un puesto de trabajo en la administración pública es la mejor alterantiva para hacerle frente a la crisis economica y al desempleo. Trabajar para el Estado garantiza un puesto de trabajo de por vida y un importante salario mensual.
ResponderEliminar