Pero… ¿qué está pasando? Creo que me he perdido algo de
la película porque no me cuadran las cosas. ¡A los hombres no les interesa el
Sexo! No, que nadie se ría ni se tome esta afirmación a la ligera porque de un
tiempo a esta parte esto es tan cierto como que la Tierra es redonda. Supongo
que los Hombres me mirarán con cara rara pensando que estoy loca y dirán “pero
esta chica de qué va si para nosotros el sexo es algo muy importante y siempre
estamos activos y pensando en ello”. Pues no, os equivocáis de largo porque los
Hombres están perdiendo fuelle y cada vez más se quedan a medio gas o
inapetentes.
Hay que decir que en este tema la Mujer ha cambiado
mucho. Antes, el sexo era algo más exclusivo para hombres, tenían todo el poder
y control sobre cómo, cuándo, dónde, por qué y con quién mantener relaciones
sexuales. Para ellos era Placer, para nosotras Reproducción. Así mismo, un
hombre que se acostaba con muchas mujeres era un triunfador mientras que una
mujer que se acostaba con muchos hombres era una golfa. La mujer tenía un rol
muy específico y todo lo que se saliera de ese estándar era visto de forma
negativa por la sociedad e incluso por otras mujeres. Poco a poco la mujer se
ha ido liberando y en el sexo también. Aún hay quienes opinan que la mujer con
mucha experiencia sexual es una degenerada, sin embargo, en la actualidad las
mujeres ya han adquirido un nuevo papel en el sexo y ellas también deciden sobre
el cómo, cuándo, dónde, por qué y, sobre todo, con quién.
Ante esta nueva situación, nosotras somos parte activa y
a veces nos encontramos que es nuestro compañero de cama el que falla, le falta
energías o, simplemente, está pasivo. Nosotras hemos pasado de poner la excusa
de “me duele la cabeza” a “prepárate que llevo lencería sexy” y ellos del “Vas
a saber lo que es un hombre de verdad” a “mejor lo dejamos… me duele la
cabeza”. ¿Cómo? Sí, si, como lo lees, se están volviendo perezosos. Quedas a
tomar un café con ese hombre que tanto te gusta, de hecho, te pone tonta en
cuanto piensas en él y le deseas al completo: su sonrisa, sus manos, su pelo,
su cuerpo… La conversación va estupendamente y te encuentras tan a gusto que
sientes que estás en una nube cuando te dice que subas a su casa. Pero la nube
se rompe y caes de ese maravilloso sueño cuando subes a su casa sólo para sacar
a su perro Sansón. Intentas pensar que al volver del paseo será cuando te tiré
apasionadamente al sofá y acabéis con la ropa por el suelo, pero no, otra vez
te encuentras con que en lugar de eso te dice que está cansado y que sólo tiene
ganas de tirarse en el sofá y no hacer nada. Ahhh… muy bien, perfecto, te has
puesto guapa, te encuentras sexy y sabes que atraes a los hombres pero él… ¡Ni
se inmuta! Es más… ¡Demuestra que no le excitas! Y eso, señoras y caballeros,
es una herida muy grande en el orgullo de una mujer y la autoestima cae por los
suelos, más aún cuando vas recordando que durante ese café no te miró el escote
ni las piernas, que no se fijó en tu trasero cuando te levantaste ni se dio
cuenta de lo marcadas que estaban tus caderas con ese pantalón vaquero. Así
que, no sólo te quedas con las ganas de tener sexo con él sino que piensas que
se ha vuelto asexual… ¿Es eso posible? Pues al menos lo parece…
El cansancio no es la única excusa para no tener sexo,
otra es la falta de ganas. ¿Falta de ganas? Efectivamente, así es aunque
parezca increíble. Parece como si estuvieran pasando por una crisis existencial
en la que después de haber tenido sexo de una forma fácil, después de tenerlo
todo al alcance de la mano y haberlo practicado en exceso con diversas
privilegiadas, caen en un estado de letargo en el que les resulta más
placentero ver una temporada completa de su serie favorita a acostarse con una
mujer y tener que hacer esfuerzos. Parece como si el sexo se hubiera convertido
en algo insulso y monótono y les puede dar pereza quedar contigo si saben que
tienen que cumplir después o si piensan que eso es lo que se espera de esa
cita. También ocurre que la mujer ha sido relegada de las preferencias de un
hombre, ya que ahora sus prioridades se ciñen a tres cosas: trabajo, él mismo y
sus amigos… y por ese orden. Si trabajan mucho, su tiempo libre lo quieren
dedicar a sus aficiones: correr, jugar al futbol, clases de pádel, senderismo o
vaguear. También quieren dedicar el tiempo a sus amigos y si un fin de semana quedan contigo, al siguiente
tendrán ganas de ver a sus colegas y comentar la jugada de Ronaldo o Messi en
el partido del día anterior.
Otra situación posible es que se queden a medio camino.
Conoces a un chico que parece una maquina sexual, piensas que es todo pasión y
vigorosidad y cuando te encuentras debajo de él, aprecias que aquello no está
como debía estar. Bueno, vale, tendré paciencia… piensas, y pones un poco de tu
parte pero ni con esas. Da lo mismo lo que intentes para estimularle, está más
bien blanda y así es difícil que pueda entrar en ninguna parte. Hay que tener
en cuenta que se pueden dar dos versiones: los que directamente no llegan a
tener una erección completa, algo que deberían tener en cuenta como una posible
disfunción, y los que la pierden en cuanto se ponen el preservativo. En este
último caso son unos listillos porque es una vil excusa para convencerte de que
lo hagáis sin protección, porque en ese momento tan caldeado hay veces que se
pierde la razón y se hacen ciertas concesiones por culminar de una forma
placentera. Error, es cierto que es más estimulante hacerlo tal cual, sin
embargo en el mercado existen tantas clases de preservativos que es difícil no
encontrar uno que sea ultra sensible e incluso ¡de tallas XXL! Además, todo eso
está muy relacionado con la cabeza así que, lo realmente importante es el poder
de la mente. Chicos, por favor, si leéis esto, haced caso de los consejos del
maestro YODA de “La Guerra de las Galaxias” porque todo se mueve con la mente.
Una situación incómoda para una mujer es quedarse a
medias. Mucha excitación puede provocar que terminen antes de que tú hayas
empezado a disfrutar. En ese incómodo momento te preguntas “¿Ya está? ¿Esto ha
sido todo?” y aunque algunos intentan solucionar el asunto mediante otras
técnicas, otros se acomodan, se visten y se acabó la fiesta. Igual de
embarazoso es que tu compañero sexual se duerma… ¡durante! Notas cómo su
respiración es totalmente distinta y que sus músculos están totalmente
relajados. No puedo olvidarme de los que no trabajan con empeño y dedicación
para excitar a la mujer, saltándose los previos y consiguiendo como resultado
que las partes íntimas de la mujer en lugar de estar húmedas como para que todo
vaya con suavidad, parezcan un estropajo ¿Consecuencias? Molestias durante el
coito y días después. Y por supuesto, los hay que se olvidan de la existencia
de otras partes erógenas en la mujer, como puedan ser los pechos, el cuello o
la espalda.
Este panorama no resulta nada alentador ¿verdad? ¿Realmente
todos son así? Por supuesto que no. Igual que hay hombres sexualmente malos,
muy malos y pésimos, también los hay buenos, muy buenos y excelentes, incluso
un mismo hombre puede actuar de todas estas maneras dependiendo de las
circunstancias: estrés, alcohol, cansancio… No obstante, esos impedimentos
físicos y reales no sirven para justificar una mala actuación por falta de
interés, atención o apatía. Hombres del mundo, por favor, haced caso a las
reacciones de nuestro cuerpo, observar si nos gusta o si no, cuidad los
pequeños detalles y, por supuesto, entusiasmo y dedicación, os lo agradeceremos
y el beneficio será para los dos. ¿Probamos?
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