Nunca he creído en eso de "un clavo saca
a otro clavo", es más, para comenzar algo nuevo hay que haber cerrado los
periodos pasados, pero sí creo que la atención o el cariño de otra persona
puede ser beneficioso para superar una ruptura. Después de una ruptura lo pasas
mal, sea quien sea el que haya tomado la decisión. Es un periodo de inapetencia
y frustraciones, te descuidas (no te arreglas tanto como antes ni sales tanto
como antes), pierdes el apetito o la ansiedad te provoca comer en exceso o,
simplemente, pierdes la ilusión. Pero un día como otro cualquiera, cuando menos
te lo esperas, conoces a una persona que te saca de ese estado de malestar para
pasar a otro de mayor confort. Es lo que yo llamo "Hombres
Transición".
El Hombre Transición aparece de forma
espontánea en cualquier momento y te aporta tres cosas importantes: Autoestima,
ilusión y tranquilidad. Cuando conoces a alguien, ni tú misma crees que sea el
momento adecuado pero sus atenciones te agradan y te sientes más mujer. Te dice
que estás guapa hasta sin maquillar y empiezas a arreglarte para que te vea más
atractiva. Le gusta estar en tu compañía, te hace reír y mientras estás con él,
no piensas en otra cosa, sólo disfrutas del momento. De estar varias horas
hablando en el coche se pasa sin saber cómo a la complicidad de las caricias y
los besos, sin planificarlo, sino que llega por sí sólo. No estás enamorada de
él (aún) pero sí te atrae, te gusta su compañía y te motiva a sonreír por las mañanas
cuando te escribe un "buenos días preciosa" o te llama a lo largo del
día. Estas simples palabras te llenan de un "algo" especial por
dentro que te hacen sentir estupenda e ilusionada, y en lugar de pasarte las
noches con el pañuelo en una mano, la tarrina de helado en otra y viendo
películas románticas al estilo "Bridget Jones", estás pensando en la
próxima cita y deseando que te escriba de nuevo. Es un soplo de aire fresco en tu vida.
Lo que ocurre es que una relación con un
"Hombre Transición" es corta, de unos tres o cinco meses
aproximadamente (en esta categoría no se incluyen los ligues de una o dos
noches). No es que él desaparezca o tu no hayas superado tu pena, sino que se
va enfriando poco a poco y de forma natural, él sigue manteniendo su ritmo de vida
y tú vuelves a hacer la tuya gracias a que él te ha dado esa vitalidad que te
faltaba, ya no "necesitas" a alguien para sentirte bien contigo misma.
Realmente, no se termina nada porque nunca empezó, sólo se va disipando en el
tiempo. Por esto mismo, se puede tener más de un "Hombre Transición",
y nuevamente aparecen de forma casual sin buscarlos aunque, sí es cierto que
una vez que das el paso con uno, es más fácil aventurarse a conocer a otro y a buscarlo
premeditadamente. También he de decir, que a veces te llevas pequeños chascos
con este tipo de hombres, lo que hace que retrocedas un poco en tu proceso de
mejora. Y puede que no haya sido malintencionado, pero por alguna razón algo
que dijo o hizo no te agradó, aunque suele ser al contrario, cosas que no dicen
o no hacen lo que acaba por desmotivarte, aspecto que influye en que te distancies
y se enfríe antes lo que tenéis. Un aspecto a destacar es que un "Hombre
Transición" no es una pareja como tal y, por tanto, ni él te debe
explicaciones ni tú a él. Tampoco son lógicos los reproches, las dudas, los
celos o las malas contestaciones. El objetivo es disfrutar de las cosas buenas
que te están ocurriendo en ese momento, sacar partido de las experiencias
agradables y de haber encontrado en tu camino a alguien con quien compartirlas,
pase lo que pase y dure lo que dure (algo que también tendríamos que hacer con
la pareja, la verdad).
Pero, como todo en la vida, ni todo es negro
ni todo es blanco y existen las excepciones: Puedes enamorarte de ese
"Hombre Transición", puede ser duradero (si te enamoras es lo que
deseas) y no querrás conocer a ninguno más. Yo me he sentido cada vez más y más
vinculada emocionalmente a algún "hombre transición" que he tenido,
es más... me está ¡¡ocurriendo ahora!! (shhh... no sea que se entere).
Realmente no es que vayas pensando "no me voy a enamorar de él" o
"me estoy enamorando", simplemente sucede, sin saber muy bien cómo,
un día abres los ojos y descubres que sientes algo más profundo, algo que aún
no llega a ser Amor pero va por el mismo camino hasta que le alcanza. Ya no es
que te ilusiones, sino que te apetece estar con él y, en cierta manera, anhelas
ese cariño que te ha ido aportando. Te das cuenta de lo que te ocurre cuando
notas que piensas más en él de lo normal o te entristece si por alguna razón te
cancela un plan o habla menos contigo unos días y sabes que no puedes
reprocharle nada. El mero hecho de que influya en ti ciertos actos o actitudes suyas,
implica que te está moviendo por dentro y es en este momento cuando surgen
nuestros mayores enemigos: Los miedos.
Sí, empezamos a tener miedos, miedos que nos
hacen dudar y nos meten malos pensamientos en la cabeza. El primer miedo, y uno
de los importantes, es "Miedo a Sentir". Surge, principalmente,
porque aún está reciente en la memoria (y en el corazón) la última experiencia
y creemos que si arriesgamos puede que salgamos otra vez "tocados y
hundidos". También se nos pasa por la cabeza que aún es demasiado pronto
para adentrarnos en una nueva relación, pronto para conocer a otra persona y
aceptarla tal como es, con sus virtudes y defectos, pronto para volver a pensar
por dos en lugar de por uno mismo. En resumen, pronto para compartir tu vida
con otro. Esto lleva al "Miedo al Dolor". Queremos evitar pasarlo
mal, no queremos agobiarnos con pensamientos negativos que merman nuestras
energías y nos hacen flaquear. El sufrimiento nos hace inseguros y nos ciega,
provocando que tomemos decisiones precipitadas o que actuemos de una forma que
luego nos arrepentimos. Todo ello está influenciado por el "Miedo al
Error". ¿Y si me equivoco? ¿Y si no sale bien? ¿Y si me arrepiento? Para
no caer en la misma piedra preferimos no andar antes que intentar superar el
obstáculo porque además del "Miedo a Perder", tenemos "Miedo a
Ganar". Cuando las cosas van bien, da la sensación de que es demasiado
bonito para ser cierto, que es sólo una quimera, y la sensación de ganar nos
puede por si no se cumplen las expectativas, entran las dudas de si seremos
capaces de afrontar esa nueva etapa o que creamos que el proyecto común es
demasiado grande para nosotros. Sea el miedo que sea el que nos invade, por su
culpa podemos dar al traste, de forma inconsciente, con algo que podría haber
funcionado, así que, ojito con estos miedos.
En fin, si tienes un "Hombre
Transición" en tu vida disfruta de los agradables momentos que pases con él,
dure lo que dure, será una experiencia positiva para ti y, quien sabe, puede
que quieras pasar muchos más momentos con él. Yo aún no sé qué pasará con el
mío, ¿se habrá enfriado?¿Volveré a verle? El tiempo lo dirá.
En esa transición de incertidumbre me hallo yo...pero tambien es cierto que hay mujeres asi..en las que alguna que otra metida en una relación mediocre,de años, tiene a otro en la sombra, ..va mariposeando..y todo con el tiempo se descubre,tanto en el como en ella..El porrazo duele más que la cresta. Pero se aprende, y mucho. Se pierde la ingenuidad de un plumazo, lo que en cierto sentido es triste, pero bueno…más pierden ellos..los que dicen que el que daño hace , se le devolvera..eso dice el Karma..,pero no lo dudo que pagarán las consecuencias..y creo que la mejor transición es estar sola..por que para indecisos y algua que otra de berrea..ya no estamos para aguantar.. Un saludo
ResponderEliminarHola isa, todos los momentos de transición son eso, transición de un estado a otro. Llega un momento que el rencor se pasa y uno se queda tranquilo consigo mismo. Eso si, el Karma al final llega.
Eliminar