Los celos qué malos son y qué difícil es no
tenerlos o, al menos, intentar controlarlos. Somos todo amor y todo encanto
hasta que nos sacan ese monstruo que llevamos dentro y hacemos y decimos cosas sin
pensar en las consecuencias, convirtiéndonos en una especie de Dr. Jekyll y Mr
Hyde en versión moderna. Muchos dicen que los celos demuestran amor y que en
pequeña cantidad sí son buenos, sin embargo, los celos, muchos o pocos, lo
primero que demuestran es inseguridad en uno mismo y lo segundo es un marcado
deseo de posesión. Imagino que cualquiera de nosotros rechazará la idea de que
somos inseguros, pensaremos "¿inseguro yo ¡Qué dices! Tengo muy claro lo
que quiero", pero sólo es un engaño. Los celos surgen cuando creemos que
la otra persona puede encontrar a alguien mejor que uno mismo o cuando no
logramos que nos presten toda la atención que queremos. Es decir, pensamos que
no somos lo suficientemente válidos en comparación con otras personas que
pueden ser más guapos, más atractivos, más interesantes, más simpáticos... y el
error que cometemos es intentar forzar la atención del otro a través de la
insistencia, el acoso y la mayor parte de las veces con reproches y pidiendo
explicaciones que llevan a un resultado
nefasto.
Por otra parte, los celos son un indicativo
de un carácter posesivo y, en la mayoría de los casos, controlador. Las
personas no son posesiones ni tenemos ningún derecho sobre ellas al igual que
nadie tiene derecho sobre nosotros. Somos libres de decidir dónde ir, con quién
quedar y con quién queremos estar por lo que no tenemos ningún derecho en
obligar a nadie a que vaya con nosotros, quiera quedar con nosotros o quiera
estar con nosotros. Tampoco es sano
controlar al otro en lo que hace, lo que dice, dónde y con quién va...si
no lo aceptas o no lo entiendes el problema es tuyo, no del otro, porque son
los miedos los que afloran en esos momentos de ataque de celos, principalmente
miedo al abandono y al rechazo aunque siempre hay otros detrás que les
acompañan.
Todos hemos sentido celos alguna vez ¿cierto?
Y no por eso somos posesivos o
controladores pero nos cuesta mucho controlar los celos. Mi amiga Estefanía
está en una racha de celos que a veces roza lo exagerado. Ella se enamora
fácilmente y ha conocido a un chico por el que se ha quedado prendida aunque
sólo se han visto unas cuantas veces. Si no sabe de él, busca la excusa para
hablarle, piensa que ya se ha buscado a otra y que no volverá a saber de él
más, hasta que el susodicho da señales de vida y ella no tarda ni un segundo en
estar pendiente de lo que dice. Y si ha conocido a otra ¿qué? ¿Acaso son pareja
y se le puede recriminar algo? No, por eso, este tipo de celos no sólo son
infundados sino que no tienen razón de ser porque no hay nada entre ellos.
¿Tener pareja justifica los celos? Ni mucho menos, lo que pasa es que cuando
surgen con tu pareja pueden ser con
motivos o sin ellos. Cuando son celos
con motivos, más que celos es intuición, es decir, notas algo raro que te
enciende esa lucecita roja en la cabeza y empiezan a surgir las sospechas.
Cambios continuados en sus horarios, fines de semana en los que le salen
compromisos irrechazables a los que no puede llevarte... A no ser que registres
su email, su móvil o su cuenta bancaria, nunca vas a saber si son ciertas tus
sospechas así que para eso una alternativa útil es que tú también cambies el
comportamiento: más salidas con las amigas, apuntarte a un curso, llegar más
tarde a casa... Él, al igual que tú, se quedará intrigado por ese cambio tan
repentino y puede que intente un acercamiento para mejorar la situación aunque
si las sospechas son ciertas, ¿merece la pena solucionarlo? Quién lo hace una
vez lo hará más veces así que, ojito y piensa muy bien qué es lo mejor para ti.
Estas mismas sospechas con tu pareja pueden
surgir con los celos sin motivo
ninguno y yo los he experimentado en mí misma. En este caso, a cualquier cosa
que pueda decirnos le buscamos segundas intenciones y un "me voy a casa de
mis padres" se convierte en un pensamiento como "claro, va a casa de
sus padres porque no quiere quedar conmigo" o un "hoy tengo cena en
casa de unos amigos" en tu cabeza es "¿amigos? ¿los conozco?¿de quién
es la casa?¿cuántos van?¿solteros?¿van mujeres solteras?¿por qué me lo dice
ahora y no antes? ¿será verdad?". Todas estas preguntas (y muchas más) van
provocándote no sólo malestar sino que empiezas a enfadarte y a ponerte a la
defensiva. Es decir, que si te llama no es que se note que estás de morros sino
que además se te escapará algún reproche o lanzarás dardos envenenados con tus
palabras. Con esta actitud consigues dos cosas: cabrearte sin necesidad y que
la otra persona se distancie o te oculte ciertas cosas para evitar tus celos.
Como ya he dicho, hay personas que piensan que
los celos son positivos e incluso hay algunos que consideran excitante que su
pareja les de celos. En una ocasión, conocí a un chico a través de internet
(gracias a Dios que no fue en persona) que me resultó muy particular. Lo
primero de todo, es que aseguraba que quería algo serio, eso sí, siempre me
hablaba de sexo y si me desviaba de la conversación él volvía a retomarla, ni
que decir tiene que no le interesó preguntarme por mis gustos o aficiones para
conocerme. Vamos, que eso de "quiero una relación" es un cuento chino
y que lo dicen como cebo para que caiga alguna ilusa. La cuestión es que me
contó que a él le gustaba que le dieran "Celos Extremos". ¿Extremos?
Sí, me quedé algo perpleja y me explicó que le gustaba ver como su chica
coquetea con otros hombres, que le miren el escote o que intenten ligar con
ella, cuanto más descarado todo mejor. También le resultaba excitante que ella
le contase los detalles de esos flirteos mientras practicaban el sexo. A mi ese
tipo de cosas no me van y ante su pregunta de "¿cómo me darías celos
extremos?" decidí cortar por lo sano y zanjar la conversación, si estaba
de calentón, que él solito se busque las maneras de bajárselo.
Los celos, al fin y al cabo, se generan de
las emociones y sentimientos, lo que hace que sea muy costoso controlarlos. Mi
pequeña recomendación, es que antes de descontrolarte y decir o hacer algo que
no debes, piensa en las posibles consecuencias y no eches la culpa siempre al
otro, tú también cometes errores ¿no? y por supuesto, nunca tomes una decisión
en caliente.
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