Las fiestas de los pueblos son muy entretenidas:
puestos tradicionales, peñas, vestimenta típica del lugar, mucha bebida y
comida... Las noches las amenizan diferentes orquestas (unas mejores que otras)
que pasan de pasodobles y canciones infantiles a pop de los años 80, rock y los
éxitos más actuales del momento. Pero hay algo que no me gusta de las fiestas
populares: la separación entre hombres y mujeres. ¿No os habéis fijado que
cuando vas a comer o cenar los hombres se sientan a un lado y las mujeres al
otro? Y generalmente la posición suele ser en forma de "C",
formándose una línea divisoria imaginaria entre ellos delimitada por un único
aspecto: los temas de conversación.
En las ciudades también pasan estas cosas ¿eh? No
vayáis a pensar que por el hecho de ser más cosmopolitas los que vivimos
rodeados de asfalto y polución somos más propensos a la integración de género,
no, no os equivoquéis. Y si no pensad en cualquier reunión que hayáis tenido
recientemente: un cumpleaños, una cena en casa de un amigo, una comunión, una
boda. No importa el número de personas, simplemente haced memoria y seguro que
recordaréis que en muchos momentos se formaba un corrillo de hombres y otro de
mujeres. Si es en una casa, lo típico es que en la cocina se reúnan las mujeres
que luego se trasladan a una parte de la casa, bien sea la habitación del niño
o el baño para enseñar la nueva ducha de hidromasaje instalada recientemente.
Por otro lado se encuentran los hombres, principalmente sentados en el sofá al
rededor de la televisión o cerca del mueble-bar.
Y es que es inevitable, hombres y mujeres tenemos
temas distintos de conversación y aunque al principio nos socialicemos todos
con todos, la fuerza del género es tan fuerte que acabamos dispersados. Uno de
los temas fundamentales en todas las conversaciones de las féminas es la ropa.
Empiezas alabando el vestido vintage de tu amiga, otra invitada mete baza y
comenta que han abierto una nueva tienda en un centro comercial y que está
tirada de precio y a partir de ahí, surgen comentarios varios sobre todo tipo
de complementos y vestimentas. Alguna de ellas interrumpe con un "¡Qué
rica está la salsa! Dime cómo la has hecho porque el sábado que viene tengo
invitados en casa y es fabulosa". Esto da pie a hablar de las recetas
caseras y sus innovaciones, a una le salen estupendas las croquetas mientras
que otra se decanta por la repostería y así van surgiendo miles de ideas y consejos
para mejorar en los guisos. Hasta que alguien decide pasar al multitema de los
cosméticos, y digo multitema porque hay tanta variedad que podemos hablar horas
y horas al respecto: cremas anti arrugas, anti celulíticos,
reductores-reafirmantes, colonias-perfumes, maquillajes, sombras,
pintalabios... Un tema asociado lo conforman las famosas y sus retoques por
cirugía y por programas informáticos, lo cual lleva a hablar sobre los
cotilleos de las revistas y el critiqueo generalizado a otras mujeres, tanto
conocidas como desconocidas.
Hay otro gran tema fundamental y que nunca falta en
las reuniones de mujeres: los hijos. ¡Cuánto amor de madre se respira en esos
encuentros! Y cuando todas tienen hijos de edades semejantes ya es lo más de lo
más. Cuando son pequeños se apoyan y se comprenden la unas a las otras: falta
de sueño, preparar biberones, cambiar al bebé, dormirle, las papillas... Las
más veteranas con dos o tres pequeñuelos aconsejan a las mamás principiantes y
comparten con ellas los momentos en los que el niño se les ha puesto malo o
remedios caseros que sólo se les ocurren a las madres. Si los hijos son
adolescentes o adultos, se centran en los progresos en los estudios y en lo
bien que les va en el trabajo y aquí es donde surgen pequeñas competencias
entre las madres, porque para cada una su hijo es el mejor.
Pero el tema más frecuente y el preferido de las
mujeres es único: Los hombres. ¿Por qué? Porque dan mucha guerra: no escuchan,
no nos entienden ni nosotras a ellos, a veces (por no decir muchas veces) sólo
se centran en ellos y sus cosas, se olvidan de fechas señaladas o no cuentan
contigo. Les falta empatía y comunicación por lo que explicarles ciertas cosas,
y más si se trata de sentimientos, es bastante complicado. Pero no sólo
hablamos de cosas malas también buenas, sobre todo al comienzo de la relación
y, por supuesto, hablamos de sexo y más de lo que los hombres se creen. En la
mayoría de grupos de amigas siempre hay una de ellas que es más atrevida y
picante que las demás, un poco al estilo de "Sexo en Nueva York", por
lo que son inevitables los comentarios sobre cómo funciona tu amante en la cama
o consejos para unas relaciones más satisfactorias y... sí, la cuestión del
tamaño también aparece. Podríamos decir que en este aspecto particular el sexo)
y en el tema en general (los hombres) las mujeres aprendemos las unas de las
otras y nos damos apoyo moral, muy necesario cuando nos enfadamos con nuestras
parejas.
Y los hombres ¿de qué hablan cuando se juntan?
Principalmente de deportes, en especial de fútbol, aunque Rafa Nadal y Fernando
Alonso también salen a relucir, sobre todo si participan en competiciones
importantes. Trasladan el tema de los deportes a los videojuegos y a los juegos
en red, muy de moda en los últimos años, así como a los de carreras de coches y
estrategia. Actualmente estos juegos se pueden instalar en los móviles por lo
que se ponen al día de las últimas novedades en aplicaciones móviles, tanto de
ocio como de cualquier otra cosa que pueda llamarles la atención. El tema da un
giro cuando alguno de ellos menciona algo sobre su coche, bien que le han
puesto una multa o bien que necesita cambiar las ruedas y busca un taller
asequible. Unos son más fans del motor que otros por lo que puede que se formen
subgrupos con temas alternativos por lo que no suele ser una conversación
relevante entre ellos.
Las féminas pocas veces hablamos de política o
economía, si acaso mencionamos la subida de precio del kilo de tomates y lo
caro que es hacer la compra. Ellos son más efusivos y no es de extrañar que
surjan momentos de tensión cuando se ofrecen opiniones opuestas sobre estos asuntos,
por eso, como suelen ser temas muy polémicos, mi consejo es evitarlos sobre
todo en reuniones familiares tipo Navidades que, no sé muy bien por qué, son
fechas en las que es muy común llegar a los postres discutiendo.
¿No hablan de mujeres? Sí pero son más comedidos. Se
suele pensar que los hombres fanfarronean entre ellos de sus conquistas pero
estamos equivocadas ya que como norma general dan pocos detalles. Si un hombre
está tonteando con alguien y sus amigos intentan sonsacarle información es muy
probable que evada las preguntas con un "nos estamos conociendo" y
si, por el contrario, ha tenido una reciente ruptura prefiere no pensar en
ello. Pero como no todos son iguales, también los hay que hablan demasiado y
¿sabéis? Justo son esos los que más tienen que callar, ya lo dice el refrán
"perro ladrador, poco mordedor".
Como veis, somos muy distintos en nuestras
conversaciones y muy probablemente sea por eso que tengamos problemas de
comunicación entre hombres y mujeres, ¿llegaremos a solucionarlo? De momento,
voy a llamar a mi amiga, la atrevida, que tiene novedades interesantes que
contar.
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