sábado, 4 de septiembre de 2010

Odiosas presentaciones

¡Qué bonito es el amor! Esos momentos de felicidad por tener a tu pareja al lado, esas confidencias nocturnas en las que aseguras no haber conocido a nadie como él... Çe l’amour. Pero después te das cuenta de que no sólo tienes que conocer y convivir con esa persona, sino también con su familia. Sí, llega un día en el que resulta obligado hacer las presentaciones pertinentes y las cosas dejan de ser tan maravillosas. No es por el hecho de asimilar que vamos a tener unos suegros, el dilema es que los suegros van a tener que asimilarte a ti. ¿Pasarás la prueba del algodón?

Primera parada: casa de la chica. Ella está de los nervios por lo que pueda pasar y él novio con una cara pálida que parece que le llevan al matadero.

La Madre: La verdad que es guapete, yo me lo imaginaba más feucho pero mira por donde tiene un cierto atractivo. Además parece buen partido, con estudios, un buen trabajo y su padre farmacéutico. Vamos que me van a salir los medicamentos gratis. Se le nota que vive solo, se le ve independiente, mejor así, que sepa hacer las cosas de la casa y si plancha, estupendo, que mi niña es un poco sosita para quitar las arrugas a las sábanas. Y fíjate, va muy bien arreglado y que bien huele. Bueno, pues a ver si para unos años casamos a la niña y que nos den unos guapos retoños, porque mi pequeña era una ricura cuando nació. ¡Ay! Voy a contenerme que al final me emociono.

El Padre: Así que… es éste el que se aprovecha de la inocencia de mi hija. No sé, no me gusta mucho ¿eh? Pero claro, aquí no puedo decir nada porque mi hija va a empezar a decir que ya es mayor, que no la comprendo y que es su vida, y mi mujer que no sea así, que parece buen chico… eso también lo decían de mí cuando era joven y anda que no he sido yo gamberro. Porque, a ver, de dónde ha salido, porque nosotros no sabemos nada de este muchacho hasta ahora ¿y si es un maniaco que se ha obsesionado con mi hija? Y como me entere yo que toca a mi hija… es que… la liamos. Voy a dejar de pensarlo ya porque al final me caliento.

El hermano: ¡Por fin mi hermana se va a independizar! Calculo que para dentro de unos meses, a lo sumo un año, tendré su habitación para mí. Quitaré la cama y pondré varias estanterías, tengo unos libros en cajas que no caben en la mía, así que, será ideal ponerlos allí. Y mi colección de coches, por supuesto. También una mesa para el ordenador, la impresora y tendré espacio para jugar a la wii con los colegas¡¡Genial!! Tendré que poner unos sillones, va a ser estupendo.

El novio: ¡Madre mía, en dónde me he metido! La madre no deja de inspeccionarme de arriba abajo, ¿tendré alguna mancha? Este camisa estaba limpia y he tenido cuidado de no pringarme mucho con la salsa. Y el padre… si es que no se ríe ni nada, seguro que cuando acabemos me va a decir que le acompañe, me va a bajar al trastero y me saca la escopeta... es que lo estoy viendo. O que me pregunte que qué intenciones tengo con su hija, a ver si va a ser guardia civil y ella no me ha querido decir nada para no asustarme. Menos mal que ya sólo queda el café.

La novia: Mira que le dije a mi madre que no hiciese tanta comida, si es que va a sobrar de todo. Por favor, que mi padre no diga nada, que no le quita ojo de encima y eso que les avise para que no le hicieran la radiografía, vamos, si es que parece que no quieren que encuentre pareja. Para un chico decente que conozco y al final me lo van a chafar.

Pasado este mal trago, la pareja puede respirar tranquila. Pero días después toca cena en casa de la familia del novio.

La madre: No se qué ha visto mi hijo en esta chica, es muy normalita, nada que ver con sus anteriores parejas. Al menos, educada sí parece pero para vestir no es que tenga mucho gusto, y no es por criticar pero ¿no podría ponerse algo más alegre? Que parece que vamos de funeral con tanto negro. ¿Será tímida? A ver si es de las que al principio van de buenas y luego, cuando ya tienen todo controlado, sacan los pies del tiesto y ¡de qué manera! Vamos, que se compran una cosa juntos, se casan, tienen niños, se separan y se queda con todo y deja a mi niño en la calle. ¡Eso no lo pienso consentir! Ya hablaré yo con él para que no se fie, que hay mucha lagarta suelta y uno no puede fiarse de cualquiera.

El padre: Es un encanto. Por fin ha encontrado una chica decente y simpática y le gusta el cine de terror como a mí, que grata sorpresa. Un día les invito al cine y así nos conocemos más que a la muchacha se la ve cohibida. Es culta y además guapa, si es que mi hijo sabe elegir bien, como su padre, jeje.

La hermana: Con las cosas que tengo yo que hacer y aquí de charla. He dejado puesta la lavadora y no me apetece llegar a las tres de la mañana y tener que tender, porque, vamos, ya me conozco yo estás cenas de presentación oficial: que si el café, que si el licor, que si una copa… A ver luego quien mete al niño en la cama con lo que le gusta merodear. Además, mañana tengo que pasar unos informes para la reunión del lunes. Y eso que les avise que este fin de semana me venía muy mal. ¡Qué poca consideración!

El cuñado: ¿Ahora con quien juego al pádel? Con el buen equipo que formábamos, hoy pensaba decirle que en mi oficina han organizado un campeonato pero me parece que ya nada. Porque como sea igualita a mi mujer durante el noviazgo, ¡que cansina! No me dejaba ni un minuto tranquilo y ahora, ahí la tienes, a sus cosas y ni caso. Si lo sé no me caso.

La novia: ¡Por favor que termine esto ya! Quiero irme a mi casa, ponerme las zapatillas y el chándal y ver la tele tranquila. Me siento observada por todos los sitios, cada cosa que hago o digo no sé si está bien o está mal. Ufff… la madre me mira mal. Seguro que cuando hable con su hijo le hará alguna crítica. Voy a decir que no me encuentro bien, ¿finjo un mareo? No, eso no que se va a pensar que estoy embarazada y casi es peor. Bueno, a ver si le puedo hacer alguna seña y nos vamos.

Nos guste o no, es un trámite que hay que pasar. Es como presentarse a un examen importante. Vas preparado pero llega el día, los nervios afloran y nos quedamos en blanco, tan en blanco que hasta metemos la pata. Lo haremos mejor la próxima vez.

1 comentario:

  1. Si, incluso diría que es más difícil que la selectividad y los exámenes de universidad. Hay anécdotas en este tipo de reuniones, algunas como comentas y otras más divertidas (no para el que lo está sufriendo xD).

    Buen trabajo

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