miércoles, 1 de julio de 2015

CHICOS XXL

El próximo 10 de julio se estrena la película “Magic Mike XXL”, secuela de “Magic Mike” en la que trabajaron Channing Tatum y Mathew McConaughey. La primera parte se centra en un joven (Channing Tatum) que acaba trabajando en un club de streptess para mujeres de Tampa (Oeste de Florida-EEUU) que tiene como dueño a Dallas (Mathew McConaughey). Los diferentes espectáculos, tanto individuales como con varios bailarines, tenían como colofón final el ver sus cuerpos musculosos semidesnudos. La segunda parte es el recuento de Mike, tres años después de su retirada,  con sus antiguos compañeros que quieren retirarse de los escenarios a lo grande.

A raíz de este film, me han venido a la cabeza las diferentes frases dichas por hombres y que ya no sólo me cansan sino que me hartan y me chirrían los oídos cada vez que las oigo.  “A las mujeres sólo os gustan los hombres musculosos”, “no os fijáis en los que tienen sobrepeso”, “os gustan los macarras”, “os dejáis llevar por el exterior y os da lo mismo el interior”, “preferís a un tío que pase de vosotras a uno que os preste atención”… podría seguir y seguir pero creo que nos hacemos una idea del tipo de comentarios a los que me refiero. A todo esto, añadir que recientemente he visto por Facebook una imagen bromista en la que hace un chiste malo con  respecto a las preferencias de las mujeres por los hombres con abdominales marcados. Y, ¿sabéis por qué estoy cansada de estas tonterías? Porque desde tiempos y tiempos atrás, los hombres han disfrutado visual y físicamente del cuerpo de la mujer sin ningún tapujo ni impedimento. Revistas como Playboy o calendarios de mujeres semidesnudas o desnudas completamente han pasado por las manos y paredes de jóvenes (y no tan jóvenes) con la testosterona por las nubes. Hombres que fantaseaban con poder apretar los duros muslos de las modelos o perderse entre los pechos siliconados de esas preciosidades, mujeres que intentaban ser “Chicas PlayBoy” o “Chicas Playmate” para poder cumplir el sueño de ser modelos o actrices y entrar en el círculo de la fama.

A ellos en ningún momento se les critica o se les reprocha que les llamen la atención ese tipo de mujeres o que consuman productos en los que aparezcan mujeres exuberantes prácticamente sin ropa (revistas, posters, películas porno…) Es decir, esta socialmente bien visto y admitido que ellos puedan disfrutar, sin embargo, nosotras somos “perversas” por el mero hecho de girarnos ante un chico que corre sin camiseta y muestra unos músculos de escándalo. Es lo mismo que ocurre si un hombre tiene una gran lista de amantes a sus espaldas, le admiran y le valoran por cosechar tanto éxito entre las féminas, mientras que una mujer que se sepa que ha tenido muchos amantes, es tachada de indecente, tanto por hombres como mujeres, y adquiere adjetivos descalificativos que todos conocemos. ¿Justo? No, no lo es y aunque cada vez la sociedad es más permisiva con ciertas cosas y abre su mente a una opinión más igualitaria entre hombres y mujeres en el tema sexual, la mujer siempre lleva a sus espaldas ese peso.

Volviendo al tema que me lleva a escribir este monólogo, he conocido a bastantes hombres que me han “regalado” esas frases que he comentado. Casualmente, han sido hombres tímidos, con poca seguridad en sí mismos, que se minusvaloraban, que no cuidaban en absoluto su aspecto (recalco, “en absoluto”, que cada una imagine) y que culpaban de su poco éxito a las mujeres haciéndoles adquirir un concepto casi misógino. Además, ellos no se cortaban a la hora de pedir y tenían un ideal de mujer bastante alto y que no suele coincidir con la realidad. Como dice el refrán, ante estas palabras hice oídos sordos y decidí alejarme de ese tipo de hombres, no como parejas (pues no me atraen de ninguna manera) sino más bien como amigos y, por supuesto, evité en todo momento enzarzarme en una discusión que no iba a tener ningún sentido, ellos tenían una opinión formada y lo que les dijese no les iba a hacer cambiarla, y tampoco eran mis pretensiones. Pero no puedo evitar ponerme a la defensiva cuando por mi camino se cruza un nuevo espécimen con las mismas tonterías. Ese tipo de hombres nunca se ven como posibles culpables de que algo no funcione, simplemente se sienten rechazados y ya por eso las mujeres somos crueles.

Lo primordial, seas hombre o mujer, es saber asumir el rechazo y no hacer un drama de la situación. ¿No eres su tipo? No pasa nada, asúmelo y sigue tu vida, sin rencores ni reproches, sólo sigue tu camino. ¿Te rechazan otra vez? ¿Y otra? No pasa nada, es cuestión de aprender y ver qué hace uno mismo porque muchas veces el problema está en nosotros y no nos queremos dar cuenta: dar en exceso, esperar demasiado de los demás, creer que todo tiene que salir a tu manera, creerse el “ombligo del mundo”, imaginarse cosas que no son realidad, confiar en cualquiera… Yo les pediría a estos hombres que tanto se quejan de la maldad de la mujer, que hagan un repaso mental y recuerden los tipos de mujeres que les han atraído o que hayan tenido algún tipo de relación. No me sorprendería (porque ya he hecho la prueba) que dijeran que en la mayor parte de los casos han sido mujeres que les han utilizado al máximo y les han dejado fatal. Ahora bien, ¿por qué se fijaron en ellas? Puede que ellas vieran en ellos los candidatos perfectos utilizarles, es decir, descubrieron el punto débil y supieron aprovecharlo. No digo que no tengan culpa ellas, pero cuando te dejas engañar una y otra vez ¿no deberías pensar en ello?

Es cierto que de alguna u otra manera alguien nos llama la atención y nos resulta atractivo por la imagen, pero ni todos tenemos el mismo gusto ni siempre tenemos el mismo gusto. He de decir que he tenido ocasión de catar hombres con cuerpazos de horas y horas de gimnasio, pero también he conocido hombres normales con algunos kilitos de más y disfruté del momento hasta donde pudo llegar por las diversas circunstancias. Ligar o no ligar no es cuestión de físico sino de sentirse bien con uno mismo, aprender de los errores y hacerse una autocrítica.

Sí, me gusta ver chicos “mazados” sin camiseta, chicos tan estupendos como Channing Tatum que de un simple streptess masculino te hace dos películas mientras que mujeres despelotándose o bailando semidesnudas hay cientos, qué digo, miles de películas. Me gusta ver bailar a chicos guapos y, por qué no, imaginar que me hacen a mí un baile privado porque no creo que haya nada de malo en eso. Y aunque sé que se aleja de la realidad, me gusta.