El próximo 10 de julio se estrena la película “Magic Mike XXL”, secuela de
“Magic Mike” en la que trabajaron Channing Tatum y Mathew McConaughey. La
primera parte se centra en un joven (Channing Tatum) que acaba trabajando en un
club de streptess para mujeres de Tampa (Oeste de Florida-EEUU) que tiene como
dueño a Dallas (Mathew McConaughey). Los diferentes espectáculos, tanto
individuales como con varios bailarines, tenían como colofón final el ver sus
cuerpos musculosos semidesnudos. La segunda parte es el recuento de Mike, tres
años después de su retirada, con sus
antiguos compañeros que quieren retirarse de los escenarios a lo grande.
A raíz de este film, me han venido a la cabeza las diferentes frases dichas
por hombres y que ya no sólo me cansan sino que me hartan y me chirrían los
oídos cada vez que las oigo. “A las
mujeres sólo os gustan los hombres musculosos”, “no os fijáis en los que tienen
sobrepeso”, “os gustan los macarras”, “os dejáis llevar por el exterior y os da
lo mismo el interior”, “preferís a un tío que pase de vosotras a uno que os
preste atención”… podría seguir y seguir pero creo que nos hacemos una idea del
tipo de comentarios a los que me refiero. A todo esto, añadir que recientemente
he visto por Facebook una imagen bromista en la que hace un chiste malo
con respecto a las preferencias de las
mujeres por los hombres con abdominales marcados. Y, ¿sabéis por qué estoy
cansada de estas tonterías? Porque desde tiempos y tiempos atrás, los hombres
han disfrutado visual y físicamente del cuerpo de la mujer sin ningún tapujo ni
impedimento. Revistas como Playboy o calendarios de mujeres semidesnudas o
desnudas completamente han pasado por las manos y paredes de jóvenes (y no tan
jóvenes) con la testosterona por las nubes. Hombres que fantaseaban con poder
apretar los duros muslos de las modelos o perderse entre los pechos siliconados
de esas preciosidades, mujeres que intentaban ser “Chicas PlayBoy” o “Chicas
Playmate” para poder cumplir el sueño de ser modelos o actrices y entrar en el círculo
de la fama.
A ellos en ningún momento se les critica o se les reprocha que les llamen
la atención ese tipo de mujeres o que consuman productos en los que aparezcan
mujeres exuberantes prácticamente sin ropa (revistas, posters, películas
porno…) Es decir, esta socialmente bien visto y admitido que ellos puedan
disfrutar, sin embargo, nosotras somos “perversas” por el mero hecho de
girarnos ante un chico que corre sin camiseta y muestra unos músculos de
escándalo. Es lo mismo que ocurre si un hombre tiene una gran lista de amantes
a sus espaldas, le admiran y le valoran por cosechar tanto éxito entre las
féminas, mientras que una mujer que se sepa que ha tenido muchos amantes, es
tachada de indecente, tanto por hombres como mujeres, y adquiere adjetivos
descalificativos que todos conocemos. ¿Justo? No, no lo es y aunque cada vez la
sociedad es más permisiva con ciertas cosas y abre su mente a una opinión más
igualitaria entre hombres y mujeres en el tema sexual, la mujer siempre lleva a
sus espaldas ese peso.
Volviendo al tema que me lleva a escribir este monólogo, he conocido a
bastantes hombres que me han “regalado” esas frases que he comentado.
Casualmente, han sido hombres tímidos, con poca seguridad en sí mismos, que se
minusvaloraban, que no cuidaban en absoluto su aspecto (recalco, “en absoluto”,
que cada una imagine) y que culpaban de su poco éxito a las mujeres haciéndoles
adquirir un concepto casi misógino. Además, ellos no se cortaban a la hora de
pedir y tenían un ideal de mujer bastante alto y que no suele coincidir con la
realidad. Como dice el refrán, ante estas palabras hice oídos sordos y decidí
alejarme de ese tipo de hombres, no como parejas (pues no me atraen de ninguna
manera) sino más bien como amigos y, por supuesto, evité en todo momento
enzarzarme en una discusión que no iba a tener ningún sentido, ellos tenían una
opinión formada y lo que les dijese no les iba a hacer cambiarla, y tampoco
eran mis pretensiones. Pero no puedo evitar ponerme a la defensiva cuando por
mi camino se cruza un nuevo espécimen con las mismas tonterías. Ese tipo de
hombres nunca se ven como posibles culpables de que algo no funcione,
simplemente se sienten rechazados y ya por eso las mujeres somos crueles.
Lo primordial, seas hombre o mujer, es saber asumir el rechazo y no hacer
un drama de la situación. ¿No eres su tipo? No pasa nada, asúmelo y sigue tu
vida, sin rencores ni reproches, sólo sigue tu camino. ¿Te rechazan otra vez?
¿Y otra? No pasa nada, es cuestión de aprender y ver qué hace uno mismo porque
muchas veces el problema está en nosotros y no nos queremos dar cuenta: dar en
exceso, esperar demasiado de los demás, creer que todo tiene que salir a tu
manera, creerse el “ombligo del mundo”, imaginarse cosas que no son realidad,
confiar en cualquiera… Yo les pediría a estos hombres que tanto se quejan de la
maldad de la mujer, que hagan un repaso mental y recuerden los tipos de mujeres
que les han atraído o que hayan tenido algún tipo de relación. No me
sorprendería (porque ya he hecho la prueba) que dijeran que en la mayor parte
de los casos han sido mujeres que les han utilizado al máximo y les han dejado
fatal. Ahora bien, ¿por qué se fijaron en ellas? Puede que ellas vieran en
ellos los candidatos perfectos utilizarles, es decir, descubrieron el punto
débil y supieron aprovecharlo. No digo que no tengan culpa ellas, pero cuando
te dejas engañar una y otra vez ¿no deberías pensar en ello?
Es cierto que de alguna u otra manera alguien nos llama la atención y nos
resulta atractivo por la imagen, pero ni todos tenemos el mismo gusto ni
siempre tenemos el mismo gusto. He de decir que he tenido ocasión de catar hombres
con cuerpazos de horas y horas de gimnasio, pero también he conocido hombres
normales con algunos kilitos de más y disfruté del momento hasta donde pudo llegar
por las diversas circunstancias. Ligar o no ligar no es cuestión de físico sino
de sentirse bien con uno mismo, aprender de los errores y hacerse una autocrítica.
Sí, me gusta ver chicos “mazados” sin camiseta, chicos tan estupendos como
Channing Tatum que de un simple streptess masculino te hace dos películas
mientras que mujeres despelotándose o bailando semidesnudas hay cientos, qué
digo, miles de películas. Me gusta ver bailar a chicos guapos y, por qué no,
imaginar que me hacen a mí un baile privado porque no creo que haya nada de
malo en eso. Y aunque sé que se aleja de la realidad, me gusta.