jueves, 28 de agosto de 2014

FRIEND ZONE: Te quiero como amigo

Supongo que todos conocéis la perversa zona amigos o friend zone. ¿Definición? Ese lugar donde nunca quisiste entrar, al que accediste sin darte cuenta y del que pocas veces (ninguna, diría yo) eres capaz de salir. La "Zona Amigos" tiene nombre de atracción de feria ¿no os parece? Yo me la imagino con una entrada muy bonita y un letrero luminoso muy llamativo resaltando la palabra "Amigos", con letras en mayúsculas muy visibles para que no se te olvide nunca donde te encuentras. Te subes al cochecito de la atracción pensando que va a ser muy tranquilo todo pero te equivocas. Por dentro la cosa cambia y nada más empezar te encuentras en una montaña rusa con una bajada muy pronunciada y una subida tormentosa y lo peor de todo a oscuras y con voces de fondo que se meten en tu cabeza gritándote "¡salta, salta!", "¡no sigas, es una locura!", "¡Sigue! Tu puedes", "Ten paciencia, lo conseguirás". Y aunque está forma de dibujarlo parece sacada de un libro de Stephen King, la realidad supera con creces a la ficción.

A mi me gustaría saber cómo surge exactamente la zona amigos. Es decir, en qué momento en el que estas conociendo a alguien te encuentras a un paso de cruzar esa barrera que distingue el "Te quiero pero como sólo como amigos" del "En tu casa o en la mía". Porque a ver, seamos sinceros, en la zona amigos no vas a tener sexo, aunque te esfuerces y seas una bellísima persona, olvídate. Tu función va a ser escuchar, servir de hombro en el que llorar y, sobre todo, enterarte de lo que no quieres saber: quién le gusta, con quien tontea, si sale mucho de fiesta... Bueno, y otra de las cosas que me intrigan es cómo salir de allí porque realmente...¡no puedes! Te encuentras en un callejón sin salida, intentas volver hacia atrás y sólo tienes dos caminos: aceptar la amistad y atenerte a ella o renunciar a todo y desaparecer. Pero como te encuentras en un bucle de emociones, te engañas a ti mismo pensando que con el tiempo verá que estáis hechos el uno para el otro o que acabará viendo en ti eso que tanto busca en una pareja. Pero evidentemente, y como todos hemos podido comprobar en nuestras propias carnes, esto no sucede.

¿Mujeres y Hombres tenemos la misma visión de la Friend Zone? No, por supuesto que no, y la gran diferencia es en la forma en que categorizamos. Nosotras tenemos tres etiquetas: "Amigos", "No Amigos" y "Tal vez". Entre estas categorías no hay movilidad descendente, es decir, un amigo no pasa a no amigo o a tal vez, pero si puede ocurrir que a alguien que incluiste en las otras dos acabe en el grupo de los Amigos. Por tanto, la zona Amigos es prácticamente cerrada y una vez que se asigna esa categoría es casi imposible cambiarla. Y digo casi imposible porque las nuevas generaciones están siendo un poco más liberales en este sentido y no tienen tantos miramientos. Sea como fuere, a quien etiquetas como amigo le tratas como tal: le tratas como amigo, le hablas como amigo, confías en él como amigo, salís como amigos y le cuentas intimidades como amigos. Como le ves como amigo, el tipo de cariño y roce es distinto de quien no lo es y por eso es complicado que veamos a un amigo de forma diferente. Es cierto que puede pasar que con el tiempo y por motivos que se desconocen, puedas fijarte en ese amigo de toda la vida por el que nunca habías pensado sentir algo. ¿Probabilidades de que esto suceda? Pocas, muy pocas.

Por el contrario, ellos catalogan en "Amigas" y "No Amigas" y hay movilidad entre ambos grupos, principalmente porque al final acaban viéndolas como “sexo si”- “sexo no”. Es decir, con una No Amiga tendrían sexo y con una Amiga también, si se diera el caso, o puede que con la Amiga de momento no porque no sea el momento pero quién sabe si más adelante… Sólo no ven con ojos de sexo a aquellas chicas que han pasado a formar parte de la subcategoría de las amigas de “como una hermana”, en ese caso, es intocable y el trato es distinto, más cercano y de tú a tú.

Un gran enemigo que surge en la Friend Zone: Los celos. Es típico enfadarse cuando ves que la otra persona no te hace el caso que quieres, cuando no está cuando tú quieres o en lugar de quedar contigo queda con otra gente. Pides explicaciones que no tienen por qué darte e incluso haces reproches que no vienen a cuento y esto puede provocar un deterioro en la amistad. Mi amiga María sabe bien de qué hablo, perdió la amistad de un buen amigo porque le exigía cosas típicas de una pareja cuando ellos siempre han sido amigos, sólo amigos, pero él no lo veía de la misma manera y su amor se convirtió en obsesión.

La perspectiva del que es colocado en esa zona maligna es muy distinta. En el momento en el que la persona por la que sientes algo te dice la frase “sólo como amigos” se te cae el mundo a los pies. Ves que no hay esperanzas y te desilusionas tanto que empiezas a plantearte el dejar de hablar con esa persona, pero no lo haces. Es más, al final acabas pensando que todo puede cambiar, que esa persona llegará a verte como su alma gemela y se enamorará de ti. ¿Y qué haces? Pues buscas puntos en común con esa persona, intentas que te gusten las mismas cosas (aunque en realidad a ti no te gustan tanto), haces cualquier cosa por llamar su atención y te vuelcas al cien por cien simplemente para demostrarle que eres imprescindible en su vida. Pero de nada sirve cuando esos ojos te ven “como amigo/a” ya que todos esos buenos actos lo que hacen es ¡aumentar esa visión de amistad y no de amor! Y justo por haber dado todo y no recibir lo que esperas es por lo que se crea ese malestar (más bien diría insatisfacción) que fomenta la aparición de los celos. Lo malo de todo esto es que el que coloca en la Zona Amigos a alguien, de pie a que el otro se forme falsas expectativas y le haga hacerse ilusiones cuando no las hay. Y sí, hay hombres y mujeres que lo hacen a sabiendas de conocer los sentimientos del otro hacia ellos. Vamos, en pocas palabras, les utilizan. A mis amigas les ha pasado, a mis amigos les ha pasado y yo también lo he vivido. Un chico que conocí fue tan encantador conmigo que llegué a pensar lo que no era, se notaba que a mí me atraía y él lo fomentaba hasta que debió cansarse y dejó de hablarme, sin más.


 A nadie le gusta entrar en la Zona Amigos pero como es algo inevitable y no sabemos con quién o cuándo sucederá, lo mejor es tomárselo lo mejor posible, respetar la decisión del otro y no forzar la situación. Si tiene que ser, será, sino, otra posibilidad vendrá.