lunes, 26 de octubre de 2015

Infidelidad en la web

Cada vez más proliferan las webs de contactos para encontrar sexo fortuito y, aunque algunas las promocionan como un buscador de pareja estable, la realidad es muy distinta. Páginas como Badoo, Meetic, E-Darling, POF, C-Date o Adopta un tío son sólo algunos ejemplos de tantos como podemos encontraren la red. En cuanto a Adopta un tío, ¿os imagináis que hubiese una web llamada Adopta una tía? Bueno, la que se liaría sería increíble, miles de feministas poniendo el grito en el cielo y proclamando a los cuatro vientos que el cuerpo de la mujer se está exhibiendo como carnaza para los hombres. ¿Y en el caso de los hombres no es así? ¿Nadie dice nada por la exposición masculina en un mercado de carne virtual? No, claro, en este caso parece ser que no, como la mujer puede elegir y meter en el carro a quien quiera (tal como aparece en su logotipo) eso sí se considera lícito… Por otra parte, existen webs que incitan a tener encuentros sexuales fuera del entorno de pareja, y aunque muchos de los perfiles pueden llegar a ser falsos (aconsejo el reportaje de “Equipo de Investigación” de la Sexta sobre el tema, lo cierto es que muchas mujeres y hombres casados acceden a internet en busca de sexo. ¿En serio? ¿Hasta ese punto hemos llegado que necesitamos ser infieles para que “funcione” un matrimonio/pareja? Lo más triste de todo es que así es. Claro que también hay solter@s que quieren darse una alegría al cuerpo pero en las páginas de contactos encuentras a hombres que te preguntan si no te importa el hecho de que tengan pareja o te lo ocultan tanto como pueden. Un ejemplo de ello: los que pueden quedar únicamente entre semana con horarios reducidos o en fines de semana pero en horario de mañana, los que ponen excusas para no llevarte a sus casas, los que te aseguran que no pueden estar pegados al móvil por el trabajo, los que no quieren que te subas a sus coches (para no dejar rastros)… si te dan alguna de estas excusas, mantente alerta. Con todo esto, lo que yo me pregunto es ¿por qué somos infieles? ¿Es por lo prohibido? ¿Preferimos Sexo sin Amor? ¿Estamos cansados de lo que tenemos?

Lo cierto es que la rutina y la monotonía juegan un papel relevante en la búsqueda de una aventura. Si bien al principio de una relación todos hacemos buenos propósitos, al estilo de los propósitos de Año Nuevo de los que muchos de ellos no se cumplen, según pasa el tiempo nos vamos acomodando y dejamos de hacer cosas nuevas e interesantes con nuestra pareja. Y no sólo eso, sino que también te despreocupas de tu pareja: ni piropos, ni sexo pasional, ni interés por el día que ha tenido en la oficina… ¿Cuándo fue la última vez que le dijiste a tu novio que estaba guapo con esa camisa? ¿Y a tu novia cuanto hace que no le llevas el desayuno a la cama? ¿Cuánto hace que no vais a un concierto, al cine o un fin de semana fuera? Esa dejadez es la que tanto a hombres como a mujeres les motiva más mantener relaciones extramatrimoniales, por la sencilla razón de que en esas personas casuales van a encontrar lo que no tienen en casa.

La apatía tiene mucho que ver con esta dejadez que cada vez suele ser más habitual de lo que parece. Las mujeres se multiplican para poder llegar a hacer todo en el mismo día y no es raro que lleguen tan irritadas a casa que a la mínima les salten a sus maridos, aunque sea por alguna tontería. Los hombres se enfrascan tanto en sus trabajos que llegan a casa cansados con el único propósito de tirarse en el sofá y no hacer nada o bien salen a desestresarse a correr o al gimnasio y sólo les quedan fuerzas para cenar y marcharse a la cama. Cuando hay niños, la situación se complica mucho más, no por los niños en sí mismos, sino por el estrés que genera la repartición de las tareas tanto del hogar como de los peques (llevarles al cole, recogerles, bañarles, prepararles la cena…). Caso 1: La mujer está harta de no poder tener sexo con su pareja porque siempre dice que está cansado y sin ganas. Esto le lleva a pensar que ya no le atrae, que no es sexy y se siente menos mujer. Utiliza webs de contactos para que le levanten un poco el ego, sentirse mejor y, si se decide, tener el calor humano que no recibe en casa (no sólo sexo, sino caricias, besos…). Caso 2: Hombre que prefiere quedarse trabajando hasta tarde para pasar menos horas en casa, bien por evitar discusiones, bien porque siente que se agobia en casa.  Empieza a poner excusas para llegar tarde a casa, se inventa reuniones cuando en realidad se va a tomar cervezas con varios compañeros. Decide flirtear con otras mujeres que le van a tratar como un rey. Son sólo dos casos hipotéticos de los muchos que podemos encontrar, pero todos ellos tienen en común sentimientos de soledad, frustración, incomprensión e insatisfacción.

Además de “abandonar”  a nuestra pareja, nos abandonamos a nosotros mismos aparcando actividades personales e incluso relegamos a nuestros amigos a un segundo plano. Y no es que hagamos esto por obligación sino que lo hacemos porque queremos y de forma progresiva, casi sin darnos cuenta, y se paga un alto precio por ello. Esto es más común en las féminas pero en el sector masculino también hay alguno que se olvida de los amigos y no hace nada si no va siempre con su chica. ¿No habéis conocido parejas así? Yo sí, bastantes. Todo lo hacen juntos y donde va el uno va el otro, así que, olvídate de planificar una noche de amigas porque seguramente tu amiga emparejada no parará de estar con el móvil en la mano escribiendo a su novio y se irá antes de medianoche cual Cenicienta porque así puede estar también con él. Eso o se trae al novio y se acabó el ambiente de “Noche de Chicas”. Otra cosa que solemos hacer muchísimo las mujeres, relegar cualquier plan a la espera de hacer algo con tu pareja, algo que muchas veces sale mal porque no se llega a hacer nada ni con unos ni con el otro. Con el tiempo, estas situaciones se vuelven en contra de la pareja porque ninguno de los dos tiene su espacio definido y conocer gente nueva se convierte en una válvula de escape para esa excesiva dependencia.

Y si hablamos de dependencia, la Dependencia Emocional también cuenta como un factor a tener en cuenta en la búsqueda de ligues en la red. Un exhaustivo control de dónde está, con quién, cuándo vuelve, lo que hace puede llegar a ser agotador y ese día que tenga libre para hacer lo que quiera, saldrá desatado/a y hará todo lo que no se le permite en condiciones normales. Otra forma de dependencia es para algunos la “necesidad” de estar con él/ella y miedo a perderle/la. Esto hace que en lugar de tener una relación “sana”, se vuelvan obsesivos, inseguros y miedosos y provoquen eso que no quieren, alejamiento de la persona que quieren. Ese alejamiento puede ser un simple cambio de comportamiento en casa (te habla menos, te evita, se va a la cama antes o después de que lo hagas tú, llena sus horas libres con actividades para sí mismo…) o un verdadero alejamiento físico en el que la frase “vamos a darnos un respiro” puede salir a la luz. De esto es muy fácil llegar a las mentiras y a crearse un perfil en una página de contactos, puede que al principio sin intención de llegar más lejos pero una vez metido en el asunto es muy probable que se llegue hasta el final.


Sin entrar en quién es más infiel, si hombres o mujeres, lo que se aprecia es que pasado un cierto tiempo las relaciones de pareja flaquean por diferentes circunstancias y, si no se ataja el problema a tiempo, puede llegar la dejadez y la monotonía y estás a su vez pueden desembocar en la búsqueda de nuevas experiencias que no encuentras en tu relación. ¿Tu relación no funciona? ¿Estás insatisfecha? ¿No eres feliz? ¿Necesitas algo nuevo? Antes de iniciarte en el mundo de la infidelidad sopesa lo que tienes, lo que ganas, lo que pierdes y el precio a pagar por esa aventura. Piensa que si pones en un segundo plano tu relación será porque no te interesa tanto como antes, entonces ¿por qué seguir? Pero lo más importante, recuerda que detrás del placer que recibes por una aventura fugaz, detrás hay una persona a la que engañas y deberías ponerte en su lugar ya que es muy probable que a ti no te gustas que fuesen infieles contigo, por lo tanto, no hagas lo que no te gustaría que te hicieran a ti.

Incluyo enlaces a reportaje sobre la Infidelidad de "Equipo de Investigación" (la Sexta) emitido el 23/10/15: 


viernes, 9 de octubre de 2015

Mindfulness

Últimamente se ha puesto muy de moda el Mindfulness, o lo que es lo mismo, el “Aquí y Ahora” que ha promulgado el Yoga desde tiempos inmemorables, lo que pasa es que ahora queda más “fashion” llamarlo así. Está más que comprobado que el Yoga y otras técnicas de relajación que promulgan este concepto son muy saludables y no solo ayudan a mantener una mente sana sino también un equilibrio entre cuerpo y mente. Sin embargo, eso de vivir el “Aquí y ahora” puede que no sea del todo realista teniendo en cuenta la pura realidad biológica, es decir, nuestro cerebro. Según una serie de estudios científicos, el cerebro tarda unos 3 segundos en procesar la información que recibimos, por lo tanto, estamos permanentemente manejando datos pasados. Que incoherente ¿no? No pretendo hacer de este artículo un texto científico pero de lo que sí quiero hablar es de nuestra forma de ver el pasado, el presente y el futuro.

Por una razón que no logro entender, pasamos más tiempo pensando en el pasado y en el futuro que centrándonos en el presente. Vivo ejemplo de ello son muchas de mis amigas que continuamente se empeñan en rememorar el pasado, sobre todo lo negativo, y hacer miles de planes a futuro que acaban quedando en sus fantasías. Mi amiga Liliana cada vez que conoce a un chico nuevo le aplica actitudes y comportamientos de los hombres con quienes ha tenido malas experiencias. No se da tiempo a conocerles, empieza a agobiarse y a dar por hecho que las cosas son como ella las ve. Muchas veces me dice “¿ves? Te digo que está pasando de mi, está claro”. Por otra parte, otra de mis amigas sigue sin superar la ruptura con su ex después de dos años y le sigue teniendo en la cabeza.  A ver, siempre es complicado y cada uno tenemos un tiempo para asimilarlas, a unos más a otros menos, pero nunca se va a superar si día si y día también se rememora el pasado, de esta manera no se consigue avanzar. Esto demuestra que el Amor es el que más tiempo se queda anclado en el pasado pero también nos sucede con otros aspectos de nuestra vida. Puede que nos arrepintamos de no haber hecho algo (los famosos “y si hubiera”), que pensemos en amistades perdidas, que sintamos remordimientos por algo que hicimos mal... Evidentemente  recordar el pasado no siempre es malo, también nos hace recordar buenos momentos vividos o a personas queridas pero lo realmente importante es la forma en la que vamos a asimilar esas experiencias pasadas.

Si vivir en el pasado no es bueno, estar continuamente pensando en el futuro tampoco es alentador. Conozco personas que planifican a largo plazo y se comportan como el cuento de “La Lechera”: cuando tenga dinero, podré comprarme un hermoso vestido, tener una casa grande, trabajaré en lo que me gusta, podré viajar... Suelen ser personas ambiciosas y que curiosamente todo eso lo quieren conseguir lo antes posible. También hay quienes tienen totalmente determinado los momentos importantes de sus vidas: me casaré a los 29 años, tendré 3 hijos, viviré en una casa con piscina... Y tanto unos como otros, si ven que sus planes no llegan cuando ellos pensaban o no salen las cosas como querían, se llenan de frustración. Otra cosa que hacemos al pensar en el futuro: imaginar. Sí, tenemos la curiosa manía de adelantarnos a los acontecimientos e imaginar lo que ocurrirá: “Me van a echar del trabajo”, “no voy a aprobar”, “mi relación está acabada”.  Una cosa es que preveamos las consecuencias y otra muy distinta que nos atormentemos por lo que aún no ha sucedido. ¿De verdad eso es sano? No, para nada, y cuanto más pensamos en esto más nos agobiamos y más nos alejamos de la realidad.

Con todo ello, dejamos de lado al presente y, mientras nos centramos en el pasado y en el futuro, nos perdemos muchas cosas que nos están ocurriendo “Aquí y ahora”. También lo que nos está pasando es que hacemos las cosas de forma rutinaria, simplemente porque hay que hacerlas, y cosas que a lo mejor antes nos gustaban ahora las hacemos con desgana o hemos dejado de hacerlas por falta de tiempo, cambio de circunstancias, cambio de prioridades… El caso es que nos abandonamos poco a poco y perdemos oportunidades de disfrutar, de vivir, de sentir.


Yo soy la primera que cometo todos estos errores y por eso en lugar de apuntarme a cursos de Mindfullness, me he apuntado a clases de Yoga y voy progresando. Centrarme en la respiración y en cómo se encuentra mi cuerpo en esos momentos no sólo me ayuda a liberarme de todo el estrés sino que me relaja tanto que me ayuda a conciliar el sueño por las noches con más facilidad que antes. Mi siguiente reto es mantener el “Aquí y ahora” en todos los aspecto de mi vida. Y vosotros ¿os animáis a intentarlo?