domingo, 19 de octubre de 2014

Necesito espacio. Necesito tiempo

Tener tiempo para uno mismo es fundamental, poder estar solo para pensar, leer con tranquilidad, correr, relajarse... es nuestro espacio vital y a veces sentimos que nos están invadiendo ese espacio o, simplemente, una situación nos tensiona tanto que necesitamos aislarnos de los demás. En estos momentos siempre aparece la frase "necesito espacio" o "necesito tiempo" que, aunque tienen ciertas similitudes, pueden tener un significado diferente según el contexto.

Quien dice esas palabras se encuentra saturado por las circunstancias del momento o por una situación concreta: casa, familia, trabajo, salud, pareja, pérdida de un ser querido, dinero... Surgen los agobios y el apoyo de familia y amigos en lugar de hacerte bien, te provocan todo lo contrario, estás de mal humor y te dan arrebatos con las personas que menos se lo merecen. Esto sucede bastante en las parejas, cuando uno de los dos entra en ese estado y empieza a aislarse. ¿Qué ocurre? Pues que la otra parte se preocupa, como es lógico, y pregunta pero las preguntas llevan a un mayor aislamiento y, por tanto, a una mayor preocupación. A mí me ha sucedido en alguna de mis relaciones y llega un punto en el que piensas que es por ti y haces conjeturas sin sentido. Lo más probable es que no tengas nada que ver, pero como no lo sabes y no te lo cuenta te pones en lo peor y un día te dice "necesito espacio" o "necesito tiempo para pensar". A ver, a ver... alto ahí... ¿Espacio? ¿Acaso te estoy molestando? ¿Pensar? Pensar en qué... En que no soy la mejor alternativa, que quieres tomarte un tiempo de "descanso" para hacer lo que te apetezca, desmelarte y vivir una segunda juventud de fiesta y ligoteo.

Aquí es donde se aprecian distintos matices. Un "necesito espacio" es eso, "falta de espacio", es decir, estoy bien contigo pero me siento invadido en ese pequeño hueco personal. Cuando te piden "un tiempo" es que el otro no tiene las cosas claras y, precisamente no suele ser para bien, ya que, si realmente quiere estar contigo, no dudaría y la duda es lo que deja claro que es un "No". ¿Cómo tomarse esto? Pues mal, te lo tomas muy mal porque para ti es un ataque en toda regla, lo llevas al plano personal y emocional y las reacciones pueden ser muy diversas. De ataques de rabia a quedarte paralizada, de recriminaciones y rencores a no saber qué decir y, aunque no lo parezca, muchas veces son estas reacciones las que pueden hacer cambiar las cosas o precipitar el punto y final.

¿Qué hacer si te lo dicen? En cuanto al espacio, dárselo. Deja que viva su vida a su gusto, que decida por sí mismo, que se sienta libre. No hagas como mi amiga Raquel, su chico le pidió espacio y al final ella le saturaba a mensajes de ¿Estás mejor? ¿Nos vemos aunque sea un rato? ¿Necesitas algo? Evidentemente, lo dejaron. Así que, si te piden espacio, déjale tranquilo, no es que desaparezcáis el uno de la vida del otro, simplemente, sin agobios. Si te eligió como pareja, deja que te vuelva a elegir porque realmente lo desea no porque se sienta obligado, si le interesas no querrá perderte y poco a poco deseará estar más contigo. Puede que esté en un mal momento o que tenga muchas cosas en la cabeza y por eso necesite su espacio, pero si quiere estar contigo, te lo demostrará. Como mujer, he de decir que no es nada fácil ser paciente y aceptar su petición. Primero porque ya das por perdido todo y en un intento de arreglar las cosas, intentas demostrar que mereces la pena (generalmente agobiándole) y provocas lo contrario, lejanía. Tú no tienes que demostrarle nada, él ya lo ha tenido que ver. Segundo porque le quieres y no quieres perderle, el mero hecho de ver que se aleja te da la inseguridad de que pueda encontrar a otra y le pierdas del todo. Tercero, porque te preocupas por él y si él se siente mal a ti también te afecta. Intentas consolarle, ayudarle, te ofreces para escucharle pero una cosa que nos diferencia a hombres y mujeres es que ellos se guardan mucho las emociones y hablar sobre ello les incomoda, puede que eso les haga sentir débiles o inseguros, quien sabe, pero cuanto más le incites a hablar, más se refugiará en él mismo. Si en alguna ocasión quiere hablar, lo hará por sí solo. Y cuarto, porque solemos ser muy impacientes y queremos resolver las cosas ya para no dilatarlas en el tiempo. Y en esto también nos diferenciamos de ellos, porque nosotras hasta que no lo aclaramos no queda zanjado el tema y "rumiamos" el problema día sí y día también, sin embargo para ellos el tiempo les hace que se vayan olvidando del problema y no le dan más importancia, es decir, desconectan.

En el "necesito tiempo", las cosas se hacen más difíciles todavía. Como he dicho, pedir tiempo es porque hay algún tipo de duda, motivada por cualquier cosa, pero duda al fin y al cabo. Cuando amas, no dudas, lo sientes, hay algo que te dice que es un "sí" muy claro. Es justo cuando no amas cuando surgen esas dudas, bien por miedos, bien porque no ves que sea el momento adecuado para tomar esa decisión. Pedir o que te pidan tiempo es un alejamiento permanente, sólo que se camufla para intentar hacer menos daño al otro o para que no suene tan tajante. "Seguiremos en contacto", "iré de vez en cuando a verte", "quizás cuando las cosas cambien..." Frases esperanzadoras que no llevan a ningún sitio, es más, nos confunden y hacen que el otro mantenga una pequeña ilusión de que va a ser así. Si pedimos tiempo, seamos honestos con nosotros mismos y con el otro, no engañemos ni pintemos de color de rosa algo que se ha vuelto gris. Es complicado hablar claramente pero al menos no hay medias tintas ni cosas sin decir. Si te piden tiempo, no inventes fantasías ni te esfuerces por cambiar de opinión al otro, la decisión está tomada y de poco vale que esperes, hay que ser realistas y dejar que sea el tiempo el que haga el resto.


Tanto si das como si pides espacio/tiempo, piensa un poco en el otro, no pienses que tú eres el centro del universo y que te sientes agobiado o mal por lo sucedido. Seguramente la otra persona no lo vaya a pasar bien y aunque es complicado a veces tener empatía, sobre todo cuando nos toca a nosotros de lleno, al menos tener un poco de tacto y comprensión, no soltar las cosas a bocajarro ni estar todo el día reprochando, e intentar ser justos y no culpabilizar al otro de todo lo ocurrido porque estas cosas siempre son de dos. 

jueves, 2 de octubre de 2014

Hombres Transición

Nunca he creído en eso de "un clavo saca a otro clavo", es más, para comenzar algo nuevo hay que haber cerrado los periodos pasados, pero sí creo que la atención o el cariño de otra persona puede ser beneficioso para superar una ruptura. Después de una ruptura lo pasas mal, sea quien sea el que haya tomado la decisión. Es un periodo de inapetencia y frustraciones, te descuidas (no te arreglas tanto como antes ni sales tanto como antes), pierdes el apetito o la ansiedad te provoca comer en exceso o, simplemente, pierdes la ilusión. Pero un día como otro cualquiera, cuando menos te lo esperas, conoces a una persona que te saca de ese estado de malestar para pasar a otro de mayor confort. Es lo que yo llamo "Hombres Transición".

El Hombre Transición aparece de forma espontánea en cualquier momento y te aporta tres cosas importantes: Autoestima, ilusión y tranquilidad. Cuando conoces a alguien, ni tú misma crees que sea el momento adecuado pero sus atenciones te agradan y te sientes más mujer. Te dice que estás guapa hasta sin maquillar y empiezas a arreglarte para que te vea más atractiva. Le gusta estar en tu compañía, te hace reír y mientras estás con él, no piensas en otra cosa, sólo disfrutas del momento. De estar varias horas hablando en el coche se pasa sin saber cómo a la complicidad de las caricias y los besos, sin planificarlo, sino que llega por sí sólo. No estás enamorada de él (aún) pero sí te atrae, te gusta su compañía y te motiva a sonreír por las mañanas cuando te escribe un "buenos días preciosa" o te llama a lo largo del día. Estas simples palabras te llenan de un "algo" especial por dentro que te hacen sentir estupenda e ilusionada, y en lugar de pasarte las noches con el pañuelo en una mano, la tarrina de helado en otra y viendo películas románticas al estilo "Bridget Jones", estás pensando en la próxima cita y deseando que te escriba de nuevo. Es un soplo de aire  fresco en tu vida.

Lo que ocurre es que una relación con un "Hombre Transición" es corta, de unos tres o cinco meses aproximadamente (en esta categoría no se incluyen los ligues de una o dos noches). No es que él desaparezca o tu no hayas superado tu pena, sino que se va enfriando poco a poco y de forma natural, él sigue manteniendo su ritmo de vida y tú vuelves a hacer la tuya gracias a que él te ha dado esa vitalidad que te faltaba, ya no "necesitas" a alguien para sentirte bien contigo misma. Realmente, no se termina nada porque nunca empezó, sólo se va disipando en el tiempo. Por esto mismo, se puede tener más de un "Hombre Transición", y nuevamente aparecen de forma casual sin buscarlos aunque, sí es cierto que una vez que das el paso con uno, es más fácil aventurarse a conocer a otro y a buscarlo premeditadamente. También he de decir, que a veces te llevas pequeños chascos con este tipo de hombres, lo que hace que retrocedas un poco en tu proceso de mejora. Y puede que no haya sido malintencionado, pero por alguna razón algo que dijo o hizo no te agradó, aunque suele ser al contrario, cosas que no dicen o no hacen lo que acaba por desmotivarte, aspecto que influye en que te distancies y se enfríe antes lo que tenéis. Un aspecto a destacar es que un "Hombre Transición" no es una pareja como tal y, por tanto, ni él te debe explicaciones ni tú a él. Tampoco son lógicos los reproches, las dudas, los celos o las malas contestaciones. El objetivo es disfrutar de las cosas buenas que te están ocurriendo en ese momento, sacar partido de las experiencias agradables y de haber encontrado en tu camino a alguien con quien compartirlas, pase lo que pase y dure lo que dure (algo que también tendríamos que hacer con la pareja, la verdad).

Pero, como todo en la vida, ni todo es negro ni todo es blanco y existen las excepciones: Puedes enamorarte de ese "Hombre Transición", puede ser duradero (si te enamoras es lo que deseas) y no querrás conocer a ninguno más. Yo me he sentido cada vez más y más vinculada emocionalmente a algún "hombre transición" que he tenido, es más... me está ¡¡ocurriendo ahora!! (shhh... no sea que se entere). Realmente no es que vayas pensando "no me voy a enamorar de él" o "me estoy enamorando", simplemente sucede, sin saber muy bien cómo, un día abres los ojos y descubres que sientes algo más profundo, algo que aún no llega a ser Amor pero va por el mismo camino hasta que le alcanza. Ya no es que te ilusiones, sino que te apetece estar con él y, en cierta manera, anhelas ese cariño que te ha ido aportando. Te das cuenta de lo que te ocurre cuando notas que piensas más en él de lo normal o te entristece si por alguna razón te cancela un plan o habla menos contigo unos días y sabes que no puedes reprocharle nada. El mero hecho de que influya en ti ciertos actos o actitudes suyas, implica que te está moviendo por dentro y es en este momento cuando surgen nuestros mayores enemigos: Los miedos.

Sí, empezamos a tener miedos, miedos que nos hacen dudar y nos meten malos pensamientos en la cabeza. El primer miedo, y uno de los importantes, es "Miedo a Sentir". Surge, principalmente, porque aún está reciente en la memoria (y en el corazón) la última experiencia y creemos que si arriesgamos puede que salgamos otra vez "tocados y hundidos". También se nos pasa por la cabeza que aún es demasiado pronto para adentrarnos en una nueva relación, pronto para conocer a otra persona y aceptarla tal como es, con sus virtudes y defectos, pronto para volver a pensar por dos en lugar de por uno mismo. En resumen, pronto para compartir tu vida con otro. Esto lleva al "Miedo al Dolor". Queremos evitar pasarlo mal, no queremos agobiarnos con pensamientos negativos que merman nuestras energías y nos hacen flaquear. El sufrimiento nos hace inseguros y nos ciega, provocando que tomemos decisiones precipitadas o que actuemos de una forma que luego nos arrepentimos. Todo ello está influenciado por el "Miedo al Error". ¿Y si me equivoco? ¿Y si no sale bien? ¿Y si me arrepiento? Para no caer en la misma piedra preferimos no andar antes que intentar superar el obstáculo porque además del "Miedo a Perder", tenemos "Miedo a Ganar". Cuando las cosas van bien, da la sensación de que es demasiado bonito para ser cierto, que es sólo una quimera, y la sensación de ganar nos puede por si no se cumplen las expectativas, entran las dudas de si seremos capaces de afrontar esa nueva etapa o que creamos que el proyecto común es demasiado grande para nosotros. Sea el miedo que sea el que nos invade, por su culpa podemos dar al traste, de forma inconsciente, con algo que podría haber funcionado, así que, ojito con estos miedos.

En fin, si tienes un "Hombre Transición" en tu vida disfruta de los agradables momentos que pases con él, dure lo que dure, será una experiencia positiva para ti y, quien sabe, puede que quieras pasar muchos más momentos con él. Yo aún no sé qué pasará con el mío, ¿se habrá enfriado?¿Volveré a verle? El tiempo lo dirá.