
martes, 24 de diciembre de 2013
¡¡¡FELIZ NAVIDAD!!!
Desde aqui quiero felicitar las fiestas a todos mis seguidores y lectores casuales. Espero que paseis estos días especiales con tranquilidad y que en vuestros corazones nunca deje de brillar la luz de la alegría y de la esperanza.
domingo, 8 de diciembre de 2013
Mujer y Sexo

Pero realmente ¿qué nos gusta que nos hagan? ¿Somos fáciles de
complacer? Nos gusta todo aquello que nos haga sentir. El hombre es visual,
imagina con la vista y su excitación pasa de 0 a 100 en un segundo mientras que
la mujer es más sensitiva, requiere su tiempo y necesitamos las caricias y los
besos para excitarnos y no únicamente entre las piernas sino por todo nuestro
cuerpo. El “SENTIR” lleva a “EMOCIONES”. En el sexo buscamos complicidad con el
otro, que haya pasión y algo de ternura para sentirnos deseadas. ¿Qué postura
preferimos? En este sentido cada mujer tiene sus preferencias y las variantes
son infinitas, desde estar encima para poder controlar la penetración hasta
estar tumbada boca abajo o incluso de lado. La elección de una u otra dependerá
del rol en el que se encuentre más cómoda (sumisa, dominante, activa, pasiva…)
y, sobre todo, aquella con la que el orgasmo sea más sencillo.
En la sexualidad femenina hay ciertos puntos controvertidos. Uno de
ellos es la práctica del sexo oral a la mujer. Se puede decir que practicárselo
al hombre ya se considera normal, se da por sentado que al hombre le gusta, sin
embargo, hay hombres que se muestran reticentes o que ni se plantean hacérselo
a la mujer, así como también hay mujeres que lo ven como algo desagradable.
Está claro que la anatomía es totalmente distinta y que la higiene es muy
importante, pero ¿acaso el pene no tiene los mismos inconvenientes? Pues
señores, tampoco es una maravilla vuestra “cosita” porque también puede oler,
saber, tener vello y sus fluidos no son precisamente un estupendo manjar. Otro
asunto delicado es la masturbación femenina y el uso de “juguetes”. Sucede lo
mismo que en el caso anterior, la masturbación femenina aún es un tabú, de
hecho, muy pocas mujeres son capaces de afirmar abiertamente que lo hacen y no
nos engañemos con la “falsa libertad” de la sociedad actual. Socialmente se sobreentiende
que el hombre lo hace, se ve como algo natural e incluso necesario, tanto es
así que si alguno es capaz de afirmar que no se toca, se le tacha de “raro” o
que tiene algún problema. Por tanto, si no es malo para el hombre, ¿por qué
tiene que serlo para la mujer? Tampoco hay muchas féminas que afirmen usar
juguetes sexuales, es algo que se lleva más en la intimidad y en el secreto. Lo
curioso del tema es que hay un amplio mercado de estos artilugios para nosotras
y no tanto para ellos, que se han tenido que conformar con las muñecas
hinchables y sólo hasta hace relativamente poco se han empezado a comercializar
otras variantes.


El gran mito por excelencia “El tamaño importa”. Pues bien, ni vamos a
ser hipócritas ni excesivamente bondadosos: el tamaño tiene una importancia
relativa. ¿Por qué? Porque sí, un tamaño impresiona pero eso no quiere decir
que nos guste, es más, cuando al tacto sientes que tu compañero sexual tiene un
miembro de gran tamaño lo primero que piensas no es “¡OH, qué bien, es
enorme!”, no, lo que piensas es “¡Madre mía! ¿Eso me va a entrar?” y ya vas con un poco de cuidado por si te va a
hacer daño. En estos casos, el susodicho ha de ser muy hábil para preparar el
terreno lo suficiente para que entre con suavidad y no como si fuera una Boa
Constrictor. También hay que tener en cuenta el grosor, mucho más importante
que la longitud aunque en ambos casos un tamaño grande dificulta el sexo oral e
incluso anal…no es necesario explicar el por qué. A este respecto, se olvida que nosotras también tenemos unas medidas y
hay un tope. Es decir, si una erección
de unos 18cm es el tamaño perfecto para una mujer en particular (cada una tiene
unas medidas distintas y admitirá tamaños distintos), más supone dolor y menos
no sentirá tanto. Así que, hombres, desprenderos de esa idea absurda de que el
tamaño importa pero no os confiéis pensando que “lo importante es que funcione”
porque funcionará en tanto en cuanto se adapte a la compañera de cama y del estupendo
trabajo que seas capaz de hacer.
Y no podemos olvidarnos de dos etiquetas que la mujer ha adquirido en
el sexo. La primera es que no nos gusta el sexo (siempre se menciona la excusa
del “dolor de cabeza”), y es un gran error, que no queramos tener relaciones
sexuales en un momento dado (principalmente porque nos hayamos enfadado con
nuestra pareja) no implica que no nos guste el sexo y es perfecto para quitar
dolores de cabeza y estrés. Y la segunda, es que preferimos hacerlo a oscuras
(lo que implica considerarnos vergonzosas), y no, a nosotras también nos gusta
ver lo que tenemos delante, así que, unas velitas o una luz tenue y todo
resuelto.
Poco a poco, la mujer se ha aceptado a sí misma y su sexualidad, algo
que ha permitido que tengamos más poder de decisión al respecto. Si te gusta
cómo te lo hace, DÍSELO, si no te gusta, ENSÉÑALE, si quieres sexo, PROPÓNSELO
y, sobre todo, NO TE CORTES.
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