jueves, 1 de agosto de 2013

Pasotismo en estado puro

Ayer me escribió mi amiga Graciela desde México, debido a la diferencia horaria es complicado coincidir por Skype. En su mensaje me ponía al día de sus cosas y entre ellas me comentaba su relación con su chico. Una de sus frases me resultó muy familiar: “Mi novio no me hace caso ¿qué puedo hacer?”. Sí, parece que esta sensación se produce más a menudo de lo que parece y en cualquier lugar del mundo porque estamos viviendo una etapa de ¡dejadez masculina! Bueno, podríamos llamarlo también individualismo o lo que es lo mismo MPSMC (Me preocupo sólo de mis cosas)

El MPSMC puede deberse a múltiples factores, algunos de ellos inevitables como ocurre con el trabajo. Los hombres viven por y para el trabajo, más aún en el momento tan crítico que estamos viviendo prácticamente a nivel mundial. Y es que los hombres se pasan media vida trabajando porque cuando salen del trabajo ¿qué hacen?, pues trabajar desde casa. Incluso hay profesiones que exigen disponibilidad los fines de semana, así que, no es extraño que acudan un domingo a la oficina o tengan que pasarse el fin de semana completo resolviendo cuestiones laborales. Como consecuencia, no les queda mucho  tiempo para disfrutar y el poco tiempo que tienen prefieren dedicarlo a descansar o a hacer cosas que no pueden hacer cuando trabajan. Ante este panorama, sus respectivas parejas se ven relegadas a un segundo plano y, como es de esperar, se enfadan  ¿cómo luchar ante esto? Chicas, es extremadamente difícil intentar que dejen sus responsabilidades laborales por nosotras porque si en una balanza ponemos a su jefe y a su novia, por desgracia el jefe sale ganando.  Lo curioso de todo es que la mujer se enfrenta a la vida laboral de una forma totalmente distinta, no sé si será por nuestra actitud, nuestras cualidades o simplemente que somos más polivalentes. El caso es que nos da tiempo a todo: hacer la compra, ir a recoger a los niños, quedar con amigas… Y si tenemos pareja ¡vaya si sacamos tiempo! Vamos, hacemos malabares para conseguirlo a pesar del cansancio y esfuerzo que pueda suponer.

Sus aficiones componen  otra de las grandes categorías del "Me preocupo sólo de mis cosas" y sus aficiones son eso, suyas, no para compartir, bueno, no para compartir contigo que eres su novia pero si con sus amigos que, debido a su trabajo, no puede ver tanto como quisiera. ¿A tu novio le gusta pintar, tocar el piano, leer, escribir, arreglar cosas, esquiar? Sea lo que sea,  hará todo lo posible por sacar tiempo para dedicarse a aquello que le gusta porque no sólo disfruta haciéndolo sino que se desestresa. Y una misma se pregunta: “¿Y yo no sirvo? ¿Por qué no me incluye en sus cosas? ¿No le gusto? ¿No quiere pasar tiempo conmigo?”. Y estas preguntas traen como consecuencia desánimo y el no saber cómo hacer para que esa persona que te importa te preste un mínimo de atención. En cambio, nosotras queremos que participen en nuestras actividades de ocio, de hecho, buscamos cosas nuevas para poder hacer juntos simplemente porque queremos estar con ellos, aprovechar nuestro tiempo libre para estar con ellos, ¿eso es malo? Cierto es que hay cosas que nos gusta hacer por nuestra cuenta o con amigas o quedarnos solas  pero si es cierto que si algo nos gusta tenemos ganas de compartirlo y si es con alguien que quieres, mejor que mejor.

Amigos y Familia también entran dentro de sus prioridades.  El poco tiempo libre del que disponen los hombres que trabajan tanto es para disfrutar de sus amigos y su familia. En este lote se encuentran los cumpleaños, comidas o cenas, viajes planificados… ¿Y tú dónde entras en su tiempo libre? Pues sólo en los pequeños espacios entre medias, es decir, media hora para un café o una hora antes de ir a otro sitio, vamos, pequeños huecos que te hacen sentir como que sólo te ofrece el tiempo que le sobra y no porque realmente le interese pasar su tiempo contigo.

Como mención aparte tenemos  el “Hago lo que me da la gana” y el “Simplemente despistado”. El primero está claro, digas lo que digas y hagas lo que hagas va a dar lo mismo, él se interesa de lo suyo y poco más y si en algún momento entras en sus planes es porque le conviene. Penoso ¿no? Que tu pareja sólo te incluya por interés en lugar de por amor dice mucho de él. Puede ser por cualquier cosa: dinero, trabajo, ocio… el objetivo es aprovecharse del momento sin que eso suponga mucho coste (o esfuerzo) para él, esto vulgarmente se llamaría ser un caradura pero como le quieres pues se lo consientes.  Con el segundo caso no sabes muy bien cómo actuar, no lo hace a propósito pero… molesta, así que intentas una táctica inicial de preaviso que, muy probablemente, no funciona. El siguiente planteamiento es enfadarse pero no puedes o te dura poco porque sabes que él es así, ¡si ni siquiera se acuerda de los cumpleaños! Y por último, está el grupo “mixto” que es el que reúne todo lo mencionado, es decir, trabaja mucho, se centra en sus aficiones, su familia y amigos suponen una prioridad, no cuenta contigo y es despistado. En este caso podemos afirmar que habrá muchas "mujeres al borde de un ataque de nervios".

En cualquier caso y sea por el motivo que sea, cuando tienes la sensación de que tu pareja no tiene interés en ti o te ignora te sientes mal, bueno, mal no, fatal. Te sientes un cero a la izquierda en su mundo ¿Os habéis sentido alguna vez así? Yo sí, y es triste porque es cuando te entran las dudas, la incertidumbre e, incluso, llega a afectar a tu autoestima. Te planteas si es eso lo que quieres o si debes dar una oportunidad, ¿qué hacer? La verdad es que ni yo misma lo sé, aunque si me gustaría poder decir “Estoy aquí ¿eh? Y yo también tengo mis cosas pero te dedico tiempo porque me importas”, aunque no estoy segura de que esa frase provocase el efecto deseado, pues sería algo momentáneo y él diría algo así como “sí, cariño, lo sé, son las circunstancias, ya sabes… de verdad que me importas y ya verás como no vuelve a pasar”, pero pasa. ¿Solución? Inicialmente paciencia, aunque muchas veces llegas al límite y te queda muy poco para explotar.

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